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La fábrica de neumáticos ha hecho fracasar el Tyrrell de seis ruedas

El Tyrrell de seis ruedas ya es historia. El intento de revolucionar la técnica del automovilismo ha quedado reducido a sólo eso: un intento. Al negarse la marca de neumáticos -que monopoliza la fórmula 1- a fabricar más ruedas para este coche, alegando que el resto de sus clientes usan todos el mismo tipo, y que por uno solo, no quiere complicar el proceso de fabricación, el denominado Proyect 34 ha tenido que encerrarse en un museo. Con poco más que un año de vida, y casi sin haber tenido el tiempo necesario para ver su desarrollo, el Tyrrell de seis ruedas ha muerto.El Tyrrell de seis ruedas había debutado hace ahora poco más de un año. Su primera salida a la competición la hacía precisamente en el Gran Premio de España, celebrado en el Jarama en mayo del pasado año.

Al terminar la pasada temporada, los pilotos del espectacular Tyrrell de seis ruedas habían subido al podium en diez ocasiones. Ni aún los más optimistas habrían podido imaginar un resultado tan asombroso. Y eso que el coche debutaba cuando la temporada ya había comenzado. ¿Era realmente la solución que se esperaba desde hacía tantos años?

La temporada presente, sin embargo, no iba a ser el camino de rosas que podía presagiarse tras el cierre del primer balance. Con la reestructuración del equipo, con la salida de Scheckter y su sustitución por el sueco Peterson, las cosas no sólo no mejoraron, sino que, antes al contrario, empeoraron.

El problema, evidentemente, no está en los pilotos, cuya calidad y experiencia están sobradamente demostradas. La razón de los males del Tyrrell de seis ruedas está, precisamente, en sus seis ruedas. O, para ser más exactos, en cuatro de ellas. Justamente en las cuatro delanteras que sustituyen a las dos que llevan los vehículos convencionales. Good-year, marca que monopoliza la fórmula 1, no veía con buenos ojos que, siendo iguales las ruedas de todos los demás, tuviese que fabricar estas pequeñas sólo para Tyrrell, con el elevado, costo que ello supone. Así, al finalizar esta temporada, la fábrica de neumáticos notificaba a Ken Tyrrell, propietario y director de la escudería que lleva su nombre, que no fabricaría más ruedas de pequeño diámetro. Con ello, el Tyrrell de seis ruedas había muerto, teniendo que sustituirse por un modelo convencional -el 008 que será lanzado la próxima temporada.

La idea de sustituir las dos ruedas delanteras por cuatro tenía dos razones evidentes. La primera de ellas, disminuir la superficie de en frentamiento al aire, mejorando así, la penetración acrodinámica.

En efecto, al ser las ruedas tan pe queñitas -su diámetro y su anchu ra es muy inferior al de las que utilizan normalmente estos monoplaza-, la superficie vertical que se enfrenta al aire es mucho menor que en el resto de los vehículos.

Pero al cambiar una rueda de mayor diámetro y anchura por otra mucho más pequeña, la superficie de contacto con el suelo se reduciría notablemente, con ello, lo que se pudiese mejorar con la superior penetración aerodinámica se perdería con la inferior estabilidad del tren delantero.

Sin embargo, al colocar dos ruedas por cada una delantera, el problema de la estabilidad no sólo estaba compensado, sino, incluso, mejorado. La superficie de contacto con el suelo de las dos ruedas pequeñitas es superior a la de una rueda convencional, por lo que, por tanto, el agarre mejora. Y, como, además, las ruedas están colocadas una delante de la otra, la penetración aerodinámica no se ve perjudicada.

Esta temporada, Ken Tyrrell consiguió el apoyo financiero de un potente banco norteamericano. Con el dinero, Tyrrell quería seguir estudiando el sistema de las seis ruedas. La negativa de la fábrica de seguir suministrando ruedas de este tamaño ha hecho que las cosas cambien por completo. Sin embargo, Tyrrell, enamorado del automovilismo de competición y empeñado en su progreso, va a destinar el montante del dinero a crear un sistema compuesto por un diminuto ordenador, unido a un equipo de grabación, que permitirá estudiar las distintas reacciones del monoplaza en todo momento. Es como si de una caja negra se tratara, que, quizá, permita introducir nuevos cambios espectaculares en la técnica de la competición automovilista. Pero, si los cambios revolucionarios son detenidos por problemas pequeños -como en el caso de estas ruedas-, será difícil que se progrese.

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