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Autonomía y democracia

«Ayer, toda Andalucía y Galicia han sido una explosión multitudinaria reivindicando sus respectivas autonomías en el marco unitario de España. Las banderas andaluzas y gallegas, símbolos de dos territorios españoles especialmente discriminados en la distribución de la renta nacional, han ondeado hermanadas con la enseña roja y gualda común. Ni un solo grito antiespañol ha empañado lo que pudo haber sido una completa jornada de afirmación pacífica.Precisamente, la Diputación de esta capital era la única de las ocho andaluzas que en las vísperas de la manifestación no había autorizado la instalación de la bandera andaluza en sus mástiles; actitud que había sido denunciada antes del domingo por la comisión, organizadora -representativa de todas las fuerzas político-sociales- como una «falta de realismo político y demostración clara de que la actual Corporación no representa los intereses del pueblo malagueño». Horas después, justamente delante de dicha Diputación y de su mástil, moría un joven como consecuencia de un enfrentamiento con las fuerzas de orden público. Es muy grave que aquí, como en Pamplona hace 72 horas, un organismo oficial tome partido abiertamente por una postura política. Nada más idóneo para que acabase estallando un ambiente caldeado por grupúsculos extremistas.

De lo ocurrido ayer podemos extraer varias conclusiones. El sentimiento autonomista de los pueblos de España, un hecho evidente y explosivo soterrado a lo largo de estos últimos cuarenta años, encierra bastantes problemas jurídicos, económicos, políticos, territoriales y hasta sicológicos, que sólo pueden ser solucionados democráticamente. En este sentido, tan equivocados están los que afirman a priori que Navarra no es el País Vasco, como los que sostienen lo contrario; la respuesta sólo la pueden dar todos los navarros a través de un referéndum.( ... )

Lo sucedido en Málaga y Pamplona es una grave advertencia sobre a dónde puede conducimos este divorcio entre lo real y lo oficial a escala de poderes locales. ¿Cómo va a ser posible la autonomía regional si ni siquiera existe una democracia municipal?

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