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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Confusión y publicidad

LOS TRES pescadores españoles capturados por el Frente Polisario han vuelto a sus hogares después de catorce días de secuestro en arenas del Sahara y en territorio argelino, El desenlace feliz de este lamentable episodio nos permite, ahora, analizar los hechos de esta extraña aventura que se quiso «política-militar» y que concluyó en simple «folklore publicitario».La vida de tres hombres estuvo en juego el pasado día 14 en aguas del Sahara, donde el Polisario llevó a cabo una operación de captura con objetivo, día y hora bien planificados y en la que no se ahorró munición, como lo demuestra el. propio casco del buque pesquero Saa. El Polisario encontró en la captura de tres humildes trabajadores la oportunidad de alertar de nuevo a la opinión pública y de plantear el tema de la soberanía de las aguas del Sahara.

En ningún momento el frente Polisario decidió poner en marcha una operación que tuviera como objetivo cualquiera de los barcos mercantes, militares o de placer que navegan por esas aguas, y que transportan, en muchos casos, material de guerra para engordar los arsenales de Marruecos y Mauritania , sus enemigos reales en el conflicto saharaui. No, las víctimas tenían que ser tres sencillos trabajadores del mar.

El Gobierno español, por su parte, se encuentra también sumido en un sinfín de contradicciones. El Gobierno debe explicar si los compromisos internacionales que firma y mantiene en el nombre del Estado español están sometidos a zona de conflicto militar, y por ello advertir -en este caso a los pescadores- sobre los riesgos que corren, defender sus intereses política y militarmente. o, en su defecto, denunciar dichos acuerdos o compromisos.

El Gobierno debe explicar, también, cómo se entiende que sus compromisos pesqueros en el Sahara sean considerados objetivos de guerra y que miembros de la organización política-militar que los niega y combate se permiten el lujo de jugar con la vida de tres ciudadanos españoles y, catorce días después, pasearse alegremente por Madrid e incluso llegar, a Barajas a recibir con aplausos y abrazos a sus ex rehenes.

La Oposición española tampoco salió completamente airosa de esta triste aventura. Bien se entienden sus ofertas de mediación y sus gestiones para conseguir la libertad de los, prisioneros, apoyados en unas supuestas «buenas relaciones» con el Polisario. Pero aparece como lamentable el espectáculo protagonizado. en Madrid y Argel por partidos y sindicatos a la captura del protagonismo de la liberación. También resultó grotesca la puesta en libertad de los tres pescadores, sus folklóricas declaraciones y sus disfraces voluntarios con túnicas sáharauis.

Utilizar a tres hombres, salidos de la confusión y del miedo y ante la larga angustia de familiares y amigos, en la prolongación de esta operación publicitaria, desdice de la seriedad de las organizaciones que permitieron este ruidoso regreso de los tres pescadores que, «tratados como hermanos» o como rehenes, fueron prisioneros en tierras del Sahara y en el propio territorio argelino, sin que el Gobierno de Boumedian explique esta presencia ni haga el mínimo gesto para liberar a los súbditos españoles.

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