El Yugoslavia-España con guerra de nervios hasta última hora
A partir de la una y media de la tarde de hoy, y con televisión en directo desde el estadio del Estrella Roja, España disputa ante Yugoslavia su clasificación para el mundial de Argentina. En el partido número 42 bajo la dirección de Kubala y tras la ausencia española de dos fases finales -México, 1970, República Federal de Alemania, 1974- se trata de una revancha, aunque esta vez sin tercer partido de desempate posible, de lo ocurrido en 1974 en Francfort. Entonces Yugoslavia venció por 1-0, un resultado que incluso serviría ahora a España para obtener el pasaporte argentino. La guerra de nervios y misterios continuó ayer y no hay alineaciones seguras por ninguno de los dos bandos. La presencia del madridista San José parece la principal novedad.
La jornada de ayer, tras los besos del aeropuerto a la llegada, no pudo ser más tirante. A las diez y media de la mañana los yugoslavos convocaron una rueda informativa en el Centro Internacional de Prensa, pero Kubala no acudió. A Marcó Valok y otros directivos yugoslavos no les sentó nada bien. El seleccionador nacional, sin embargo, dirigía el último entrenamiento a partir de las once en el campo del Estrella Roja. Comentaría después, irónicamente, que «Todo va bien. Los yugoslavos han convocado esa rueda de prensa a la hora que sabían iba yo a entrenar. Yo soy el invitado y deberían respetar mis intenciones.» Volvió a repetir, además, la cantinela de que mientras los periodistas españoles habían contado todas las «verdades» de nuestra selección, los yugoslavos, todas las «mentiras». El resumen, pues, no puede ser más lamentable. Como si de dos niños muy puros, eso sí, que hablan de deportividad y de respeto, se tratará, la realidad es que no se fían lo más mínimo el uno del otro. Quizá aquella anécdota de Kubala en vísperas de un Español-Barcelona, siendo él entrenador del club blanquiazul, y su cuñado Daucik, del azulgrana, lo refleje todo. Ladislao, con todo sigilo, le encargó un té a un periodista, porque tenía miedo de que su cuñado le echara algo en la taza. Kubala se queja de que los yugoslavos son falsos, pero él, tan deportista y respetuoso, como, remarca siempre, se pasa.
Continúa el misterio
Sobre alineación y aunque se le argumentó que como no se la contara la telefonista o el encargado del telex a Valok, ningún yugoslavo se iba a enterar, dijo que la daría a ultimísima hora. Continuaba el juego, pues. De cualquier forma, como hasta el borde hemos llegado, las últimas filtraciones parecen ya seguras: Miguel Angel, Marcelino, San José y López tendrán sitio en el equipo. La idea de Kubala es que Marcelino se encargue de Safet Sucic y San José de Surjak. El esquema sería de un cuatro-cuatro-dos claro, con Marcelino, Migueli, Pirri y Camacho atrás; San José, López, Leal y Asensi en el medio campo, y Juanito con Rubén Cano, delante. Por lo visto, Kubala prefiere tejer bien la red central y no exponerse a la aventura de jugar con dos delanteros centros sacando a Santillana. Como se necesite marcar algún gol, esperemos que no se tenga que arrepentir.
El entrenamiento español, muy suave, no Regó a la hora de duración, y los mismos jugadores tuvieron que apartar unos metros los plásticos que cubren el césped desde hace días. Aunque ayer no llovió, había agua del hielo derretido. La hierba, algo alta, estaba en buen estado. Ayer lucía el sol, pero al no haber ni una nube en el cielo el frío se ha intensificado un poco. A la hora del partido la temperatura no llegará, con seguridad, a los cinco grados, salvo un cambio imprevisto.
Respecto a los yugoslavos, que se entrenaron también suavemente a continuación de los españoles, pero en un campo anejo, Valok dio una alineación al final de la rueda de prensa. Ni los mismos colegas yugoslavos se la creyeron en su totalidad, pero al menos dio una. La novedad es que Muzinic, lateral derecho en Rumania y autor de un formidable gol desde fuera del área, deja el puesto a Jelikic, otro hombre del Estrella Roja. Quedaría -siempre teóricamente- de hombre libre constructor, pues ocuparía el puesto de Hatunic, un jugador sin tantos vuelos. Se mantendría a Boljat en el otro lado de la defensa, y al central marcador Stojkovic. También el centro del campo puede ser el mismo que jugó contra Rumania, es,decir, Trifunovic-Nicolic-Surjak. Y la delantera, parece segura la presencia de Popivoda y Safet Sucic en ambos extremos. Lo que sé duda mucho es que juegue Filipovic como anunció Valok, y se piensa que lo hará, en cambio, Kustudic, un delantero centro menos técnico pero más rompedor y en forma. En cuanto a la puerta, no hay dudas y jugará Katalinic en lugar del desprestigiado y con fama de alocado Borota.
El Hajduk Split, base
Así pues, la base de la selección vuelve a ser el Hajduk Split, a quien pertenecen Katalinic, Muzinic, Boljat y Surjak, mientras el Estrella Roja y el Partizán aportan la mitad de hombres -Jelikic y Nicolic, por un lado, y Stojkvic y Trifunovic por otro-, salvo que Filipovic juegue y suba la representación del equipó que aporta el campo a tres. La delantera, aparte de Kustudic, que juega en el Rijeka, es completamente híbrida, pues Popivoda viene del Eintracht Braunchsweig, de Breitner, y Safec Sucic, del Sarajevo.
Poco después de la tarde de hoy se decidirá todo. La vuelta es cuatro horas después, y tanto puede ser una fiesta, que olvide lo desatendido que está el fútbol de selección en España, como un funeral porque Kubala ha vuelto a perder -con sus hombres escogidos- una ocasión decisiva. El millón y medio de prima por cabeza a los españoles contrasta con las 400.000 pesetas de los yugoslavos. Tal vez la diferencia se explique por las dos maneras de ver y tratar el fútbol en los dos países. En España, está claro, todo se soluciona a base de talonario, aunque la planificación sea nula. Unos jugadores ya millonarios pueden aumentar su cuenta corriente en un partido, mientras otros, como el reciente caso del Mallorca, corren los riesgos de recibir talones sin fondo y llevan a cabo encierro tras encierro para cobrar una ridícula mensualidad. Son los contrastes del fútbol español. Evidentemente, ni tanto ni tan calvo, cabría decir.
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