Belgrado, una amenaza económica para la Liga
Los jerarcas del nacionalfutbolismo están aterrados. Los jerarcas del nacionalfutbolismo, que son los que todavía dominan el cotarro, le temen más que un nublado al partido de mañana en Belgrado. Se ven venir un auténtico drama taquilleros, puesto que, de ocurrir tan feliz acontecimiento, habría necesidad de disputar cuatro jornadas del campeonato liguero en miércoles, a fin de cumplir el calendario con tiempo suficiente para viajar a Argentina. Antes, los jerarcas eran más patriotas y estaban deseando ganar algo para visitar El Pardo o el Ayuntamiento de la ciudad. Ahora, como ya no se despachan grandes cruces por esto del fútbol, no interesa ni visitar a Arespacochaga. Lo único que cuenta es la taquilla.
Participar en el Campeonato del Mundo siempre ha sido una gloria, un blasón, un sobresaliente cum laudem más que añadir a la historia de las grandes gestas nacionales. Ganar una clasificación para el mundial era recordar los Tercios de Flandes -sin el duque de Alba, que para eso ya se bastan los belgas- y motivo para añadir nuevos lauros a la raza: Llevamos tanto tiempo sin comernos una rosca que ni siquiera quedan para la literatura deportiva aquello de «la posición teórica del antiguo medio centro» y «a mí el pelotón, Sabino, que los arrollo». Y es más, ni siquiera se puede titular pomposamente con «el gamo de Dublín» o «la galerna del Cantábrico», que era el único modo de decir por entonces que en España existían las izquierdas. Ahora que las otras izquierdas están legalizadas, resulta que no hay modo de encontrar un extremo zurdo para la selección. El genuino era Rojo, pero anda lesionado.Cuatro jornadas ligueras en miércoles restarán ingresos a los clubs déprimera, que son los que andan con el agua al cuello, para poder pagar la nómina de fin de mes. Con tanto fichaje superrnillonario no hay economia que resista embates de este tipo. Lo peor será para quienes logren mantener el tipo en los torneos europeos. Tendrán que hacer horas extraordinarias para poder acudir a tanto frente. En Inglaterra, que es donde saben algo de esto, juegan con frecuencia entre semana y no se hunde el mundo por ello.
Más problema que para los clubs va a ser para el Patronato de Apuestas Mutuas, que tendrá que suplir a los de primera por otros clubs de menor fuste que, como está demostrado, producen menos millones en los boletos. Para el propio Consejo Superior de Deportes se vislumbra, por tanto, un recorte en sus ingresos. Hay que suponer que a la hora de equilibrar los presupuestos los judokas, por ejemplo, tendrán que apretarse el cinturón negro.
Alguien les ha metido en la cabeza a los jugadores de fútbol que tienen derecho a percibir un porcentaje de los beneficios quinielísticos. Losjugadores de fútbol, que han sido incapaces de defender sus intereses naturales, piensan ahora en los dineros que pasan por el Ministerio de Hacienda. No me imagino yo a Fernández Ordóñez concediéndoles tales ventajas. Y es que ahora, por lo visto, están preocupados por la Reforma Fiscal. Dicho de otro modo, los jugadores de fútbol quieren seguir ganando lo mismo que siempre. Visto de otra manera, a lo mejor es que también están contra el pacto de la Moncloa.
Los futbolistas españoles han tenido un aguante con sus clubs y su Federación, que ni Job lo supera y solamente se han atrevido a acudir a los tribunales ordinarios, a los que tienen derecho como cualquier ciudadano, cuando se han retirado. Ni siquiera han conseguido que se les reconocieran sus derechos laborales. Ahora, mira por dónde, quieren participar directamente en el reparto de las quinielas, sin tener los catorce en la mano. Tengo la impresión que no es esa la primera de sus reivindicaciones. Por ahí, pincharán en hueso.
Puesto que ya los futbolistas empiezan a sentirse algo fuertes, bueno será que, de paso, se pongan en contacto con el resto de los empleados de los clubs. A mí me ha escrito uno del Real Madrid que, esgrime argumentos sociolaborales importantes. A lo mejor, de ahora en adelante hay quien pide control sobre las primas o cosas similares.
Con todo, si España se clasifica para Argentina, habrá que celebrarlo por lo inhabitual del acontecimiento. En Argentina, aunque sólo sea por hacer relaciones públicas, conviene estar. Y por los gallegos que están dispuestos a llenar los estadios por si suena la flauta.
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