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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una dimisión digna de ser aceptada

POR SEGUNDA vez en muy pocas semanas, Rafael Ansón, director general de Radiotelevisión Española, ha puesto el cargo a disposición del Gobierno. La población televidente ignora a qué espera el Gobierno para aceptar esta dimisión.La realidad es que tras la actitud existe una trastienda, buena o mala para el dimisionario. Se puede dimitir por humildad, por honradez, por incompetencia o hasta para acceder a escalones superiores los televidentes no deben ignorar que tras la constitución de unconsejo rector de RTVE (36 miembros), en el que están proporcionalmente representados los partidos parlamentarios, éstos han de elegir un presidente que, por la lógica del reparto de escaños en el Congreso, será un hombre de confianza de Unión de Centro Democrático, coalición de partidos que detenta el poder bajo la jefatura del presidente Suárez. Nada estaría más dentro de la lógica de la política -y hasta de la lógica matemática- que un hombre de Suárez, un hombre con las espaldas curtidas en servicios a la coalición gobernante, resultara elegido presidente del todopoderoso consejo rector de RTVE. Tampoco sería motivo de extrañeza que el auriga radiotelevisivo de la campaña ucedista en las elecciones de junio resultara elegido presidente del Consejo Rector de RTVE.

Permítasenos decir que para esas dimisiones y esos viajes hacen falta escasas alforjas. Porque algunos ven venir el ascenso del señor Ansón a la presidencia de dicho Consejo.

La permanencia del señor Ansón al frente de RTVE, y en una peana sobrealzada, es, no obstante, contraria a los intereses ciudadanos por una larga sarta de motivaciones, que pasaremos a enumerar:

No se recuerda desde hace mucho que la programación de RTVE alcanzara tan bajos niveles de calidad, de comercialidad (son términos conjugables) o de competencia. Llegan a emitirse conciertos sinfónícos o eventos deportivos a la misma hora y en las dos cadenas; algún altísimo responsable del medio televisivo pretende a estas alturas descubrir y comprarla serie dejim West, ha tiempo televisada; la programación política ya dejó de ser tendenciosa para admitir el calificativo de banal y confusa. A este respecto basta recordar que, ahora mismo, el señor Ansón está recibiendo severas críticas desde órganos de expresión de ultraderecha por alguna de las programaciones de Prado del Rey. Baldón que le conviene políticamente, pero que no oculta la verdad del desconcierto que reina entre los directivos de aquella casa.

La gestión económica de RTVE encuentra en el Boletín Oficial de las Cortes de ayer un dato revelador: la concesión de un crédito extraordinario por más de 2.000 millones de pesetas para la liquidación de «ejercicios anteriores». Resulta paradójíco que un medio de comunicación tan extensivo como RTVE nohaya disipado informativamente por sus propias antenas la gran sospecha que pende sobre Prado del Rey respecto a su financiación: nóminas fantasmas, inexplicados compromisos con casas discográficas, política sobre derechos de autor, trabajos y nórnínas impagados, y el incontestable argumento de que RTVE es, presumiblemente, la única gran empresa de ámbito estatal que jamás ganó un juicio ante una Magistratura de Trabajo.

Este es un país con dos escándalos descomunales: las cuentas de la Seguridad Social (de las que el ex ministro Fernando Suárez llegó a decir, en vida de Franco, que no las destapaba so crisis regimental), y las de Radiotelevisión Española.

Rafael Ansón -o sus iguales políticos- dimitirán, en suma, una y mil veces. Pero RTVE seguirá sin encontrar su auténtico rumbo democrático.

Una comisión parlamentaria debe, sin duda, controlar tan importante órgano de expresión. Pero RTVE debe ser cultural y periodísticamente administrada por los profesionales que la realizan; que deben quedar al margen de las decisiones del ministro de turno e, igualmente, lejos de un director tan arbitrario como el actual, duplidimisionario y public relations del presidente.

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