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Ciclo de cine militante en Valencia

Tres días de cine militante. El cine contra el fascismo, ha sido el nombre del ciclo organizado por Fernando Torres -editor- el pasado fin de semana con motivo de las ediciones del libro de Patricio Guzmán y Pedro Sempere, Chile: el cine contra el fascismo, y de Guy Hennebelle, Los cinemas nacionales contra el imperialismo de Hollywood.Las sesiones del viernes estuvieron dedicadas al cine militante del Estado español con cortometrajes de diversos colectivos y cooperativas. La movilización obrera de la última década del franquismo, el análisis de la prensa en, el tratamiento de temas como Vietnam, Primero de Mayo y huelga de AEG, la ola de atentados contra el libro por parte de la extrema derecha y el asesinato de los laboralistas de Atocha dieron las coordenadas reales del cine militante español.

Aunque los cuatro cortos tienen un planteamiento similar, a la hora de la mesa redonda, animada por críticos de cine y miembros del equipo de Cartelera Turia, se hícieron patentes las divergencias sobre el significado del cine militante. Mientras una postura defiende que no existe como género, otra lo entiende como contrainformación que ocupa el espacio informativo no cubierto por los medios de comunicación, al estar vinculados a la clase en el poder.

Los seis cortos chilenos del sábado, entre los que destacan A todos los pueblos del mundo, informe sobre la represión de Pinochet, y Septiembre chileno, dedicado a Pablo Neruda, tienen un carácter desigual, especialmente en el corto de El corazón de Corvalán, de Román Karmen, que motivó risas en el público por su carácter metodramático y propagandístico.

Lo más importante del ciclo ha sido la presentación de la primera parte de La batalla de Chile (La insurrección de la burguesía), del chileno Patricio Guzmán. Su realizador la describe como «análisis del plan insurreccional que el imperialismo y la burguesía practicaron para derrocar a Allende y las movilizaciones de la izquierda para detener el golpe».

La presencia de Patricio Guzmán despertó gran interés, quien describió el cine militante como vanguardia que registra la realidad con una factura mínima de calidad y una opción antiimperialista. «No entiendo por qué los cineastas españoles no filman lo que está ocurriendo: violencia en Cádiz, motín de la cárcel de Barcelona, por ejemplo, y siguen con metáforas o películas de dificil lectura.»

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