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La "Sirena Varada" tiene problemas para volver al museo de la Castellana

La Sirena Varada, escultura de Eduardo Chillida, realizada para el museo de esculturas al aire libre del paseo de la Castellana, es todavía causa de controversia, de cara a la constitución de un patronato para la defensa del museo.

Días pasados se celebró una reunión en el despacho del delegado de relaciones sociales del Ayuntamiento, Antonio Cortina, con el objeto de aunar criterios sobre este patronato. A esta reunión asistieron como miembros de la Asociación de Amigos del Museo de la Castellana los ingenieros José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón, autores del proyecto del puente elevado sobre Juan Bravo, quienes, en nombre de su asociación, pusieron tres condiciones para integrarse en el patronato: que el Ayuntamiento se haga cargo del mantenimiento del museo, que sean los escultores quienes decidan el futuro del recinto y que sea colgada la escultura de Eduardo Chillida.Antonio Cortina, en nombre del Ayuntamiento, aceptó las dos primeras condiciones, pero no aceptó abiertamente la tercera y tampoco, de manera explícita, dio razones que impidan colocar la Sirena Varada en su lugar. Los demás asistentes a la reunión, entre los que se encontraban ingenieros municipales, dijeron que sí a la tercera condición.

Según pudo saber EL PAIS, la Asociación de Amigos del Museo de la Castellana no tendría inconveniente en esperar a que Madrid tuviera una Corporación municipal y un alcalde elegidos democráticamente para la reposición de la escultura de Chillida, vetada por motivos estético-político-técnicos durante el mandato de Carlos Arias como alcalde de Madrid.

Las razones del Ayuntamiento, veladas por el momento, pudieran ser de tipo técnico, considerando los problemas que pudiera causar el colgar de la estructura del puente una escultura de grandes proporciones y mucho peso, razones que ya se adujeron en su día a través de un informe municipal, rebatido ampliamente por los autores del proyecto del puente, José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón, que son los mismos que ahora insisten, en nombre de la asociación, en la vuelta de la escultura. Parece razonable pensar que los autores del proyecto del puente sepan las tensiones y pesos que puede soportar el puente Eduardo Dato-Juan Bravo.

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