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Entrevista:Sergio Segre, encargado de Relaciones Internacionales del PC italiano

"El ingreso de España en la CEE, una ocasión histórica para hacer una verdadera unidad europea"

EL PAIS. ¿Cómo se observa desde Italia el acceso de España a la CEE?Sergio Segre. La actitud de las fuerzas democráticas italianas es favorable a la entrada de España en el Mercado Común Europeo. Seguramente esta entrada exigirá negociaciones que no serán fáciles ni con certeza, breves., Ahora bien, en Italia vemos la entrada de España -y también la de Portugal y Grecia- en la CEE como una gran ocasión para relanzar sobre nuevas bases la política comunitaria y, en particular, para hacer de la unidad europea una verdadera unidad capaz de superar las profundas diferencias estructurales que existen entre la Europa del Norte y la Europa del Sur.

No es casualidad que el Parlamento italiano, antes de que el problema de la ampliación fuera actual, exigiera una revisión de toda la política exterior de la CEE.

EL PAIS. ¿Qué analogías encuentra, en la actual coyuntura, entre la situación política española y la italiana?

S.S. La analogía más evidente consiste en el proceso de convergencia que se observa entre todas las fuerzas políticas democráticas y en la similitud de problemas y soluciones entre una situación y otra.

EL PAIS. ¿Podría perfilar los rasgos principales, del eurocomunismo?

S.S. El eurocornunismo no es una palabra inventada por nosotros, pero, en todo caso, describe una realidad. Bajo este término se resume la convergencia que se desarrolla entre: una serie de partidos comunistas, a través de una elaboración autónoma, sobre en lo que cada país debe ser -y sobre lo que no debe ser-, el socialismo. En sustancia, es el compromiso de un partido comunista por lograr una vía democrática hacia una sociedad socialista, fundada sobre la democracia, la libertad y el pluralismo.

Esta elaboración crea hoy condiciones nuevas para un diálogo fructífero con los partidos socialistas y,socialdemócratas, con las fuerzas de inspiración cristiana y otras fuerzas clemocráticas, para buscar e indicar conjuntamente un modelo de sociedad que se corresponda con las exigencias de nuestros países. Más todavía, el eurocomunismo sería la gran ocasión para intentar soldar la fractura que en los últimos cincuenta años ha existido en la Europa del Oeste entre comunistas, socialistas y socialdemócratas.

Sobre, una perspectiva más general, el eurocomunismo me parece que representa una contribución positiva a la vitalidad del marxismo. Es pues, una respuesta positiva al desafío de nuestro tiempo. El pensamiento humano y la praxis política misma no se detienen nunca, y esto debe valer -y vale-también para el marxismo.

EL PAIS. ¿Cuál sería el adjetivo que mejor cuadraría al modelo de Estado que el eurocómunismo postula?

S.S. Serían dos, el pluralismo y el laicismo, es decir, un modelo no ideológico de Estado, que no privilegie a ninguna de las ideologías existentes. Lo que se dice, un verdadero Estado laico.

EL PAIS. ¿Cómb se observa, desde el Partido Comunista italiano, el tema de los derechos humanos en los países socialistas?

S.S. Vemos que en los países socialistas existen -si bien de distintos modos-, tratos no liberales y limitaciones de la libertad. El problema de los derechos humanos es un gran problema mundial, y entre ellos se encuentra el de la libertad de expresión, la libertad de tener trabajo, la libertad de educación, la libertad de sentirse protegido... Es pues, un gran desafío, y pienso que las fuerzag de la izquierda y todas las fuerzas democráticas fienen el deber de hacer de la cuestión de los derechos humanos un gran tema de iniciativa y de acción en la lucha por una nueva sociedad.

EL PAIS. En el capítulo de las relaciones exteriores, ¿qué cambios más importantes observa en la política exterior de Estados Unidos desde la etapa de Henry Kissinger hasta la actual?

S.S. El Partido Comunista italiano está interesado, ante todo, en las buenas relaciones entre Italia y los Estados Unidos de América. Por ello, estamos interesados en una política exterior italiana capaz de salvaguardar la autonomía de la política interior italiana.

Se debe reconocer que durante las negociaciones entre los seis partidos democráticos firmantes del acuerdo programático al que me refería antes, Estados Unidos, así como los otros países de Europa Occidental y de la Comunidad Económica Europea han tenido una actitud correcta hacia esta nueva fase política que comenzó en Italia. Si usted quiere ver en este h echo diferencias con el período del señor Kissinger, tiene, naturalmente, derecho a señalarlo como hecho diferenciador.

EL PAIS. ¿Cuáles son hoy las relaciones entre el Partido Comunista italiano y el Partido Comunista de la Unión Soviética?

S.S. Las relaciones son correctas y amistosas, fundadas sobre el reeonocimiento de la plena autonomía de cada uno de los partidos. Existen, naturalmente, divergencias, pero estas no impiden estas relaciones.

EL PAIS. ¿Podría perfilar cuáles son estas divergencias?

S.S. Consisten en puntos de vista diferentes sobre toda una serie de problemas que no conciernen únicamente a cuestiones teóricas, sino también a cuestiones políticas, tales como el proceso de construcción política de la Europa Occidental.

Al mismo tiempo hay que señalar también que las relaciones entre Italia y la Unión Soviética son correctas y amistosas, y que la cooperación entre los dos países está en trance de expandirse y desarrollarse progresivamente.

EL PAIS. Desde Italia, ¿cómo se observa una serie de fenómenos como los que ahora se desarrollan en Alemania Federal, por ejemplo?

S.S. El problema central de hoy consiste en impedir que la crisis que sufren todos los países de Europa Occidental lleve a soluciones de derecha o autoritarias. La batalla por el desarrollo de la democracia es un problema fundamental y sobre éste existe una responsabilidad común del conjunto de las fuerzas de izquierda y democráticas de Europa. Se trata de condenar y disolver al terrorismo y a los terroristas, de bloquear el paso a las corrientes irracionalistas y de hacer y comprender que éste puede y debe ser combatido no con una limitación, sino con una extensión de la democracia, mediante una participación política más amplia, más popular, más democrática. Ciertamente, la situación en la República Federal de Alemania nos preocupa. Por ello, no se ¡rata de aislar Alemania, sino, al contrario, se trata de ampliar más las relaciones con las fuerzas políticas y sociales de la República Federal de Alemania, comprometidas ahora en una batalla que es enteramente europea.

EL PAIS. ¿Cómo se observa en Italia, y desde el Partido Comunista italiano, el problema de la rebelión juvenil, cuya configuración actual adquiere, en su país el rostro de los denominados indios metropolitanos y movimientos similares?

S.S. En una serie de conferencias seguida en el Instituto Gramsci, hemos estudiado el problema de las relaciones con las nuevas generaciones. En este estudio hemos reconocido críticamente que, pese a haber ganado un gran partido de la juventud -mediante el voto juvenil en las elecciones-, hasta ahora todavía no hemos conquistado el horizonte de las ideas juveniles

Nuestra política, respecto a la juventud, se basa en tres puntos. En primer lugar, en la más firme condena de la violencia. En segundo lugar, en el diálogo abierto con lasnuevas generaciones, y por último en una gran batalla para transformar la sociedad italiana y las condiciones de desesperación, de paro -y también de frustración- en las que viven millones de jóvenes.

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