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Cientos de miles de catalanes aclamaron a su presidente

Josep Tarradellas tomó posesión de su cargo de presidente de la Generalitat al mediodía de ayer en un acto celebrado en el palacio de la Generalitat de Barcelona bajo la presidencia de Adolfo Suárez, a quien acompañaban los ministros Martín Villa y Jiménez de Parga, así como el capitán general de la IV Región, Francisco Coloma Gallegos.Después de leídos por el secretario de la Diputación de Barcelona, Luis Sentís, los decretos-leyes restableciendo, la Generalitat y nombrando presidente de la misma a Josep Tarradellas, éste juró el cargo con la siguiente fórmula: «Prometo por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat de Cataluña con lealtad al Rey, respeto a los derechos de la persona y estricta observancia de la ley.»

A continuación pronuncio un discurso en el que dijo: «Con este acto cerramos un largo paréntesis: el de un período histórico en el que no ha sido posible que un presidente de la Generalitat de Cataluña tome posesión de su cargo en este histórico palacio.»

Después de afirmar que la historia de Cataluña se confunde con la de su Generalitat, añadiendo que «los catalanes han sido siempre fieles al sentido de la libertad: la suya y la de otros pueblos de España. Respetada su libertad, Cataluña ha sabido corresponder con lealtad».

Agradecimiento al Rey

Terminó diciendo que dos ideas considera básicas a la hora de inspirar su actuación en el futuro: «La unidad del pueblo de Cataluña y el arraigo de la democracia en España.» Agregó que «me siento presidente de todos los ciudadanos de Cataluña, es decir, de los nacidos aquí, y de los procedentes de otros pueblos que aman también a Cataluña». Finalizó diciendo que Cataluña contribuirá desde la Generalitat a alcanzar una España justa y democrática y expresó su agradecimiento al rey don Juan Carlos y al Gobierno y particularmente al presidente Suárez.

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Por su parte, Adolfo Suárez pronunció un discurso más extenso que fue extraordinariamente aplaudido por todos los políticos catalanes asistentes en el acto.

Suárez fue al fondo de las cuestiones planteadas tratando no solamente de los problemas catalanes, sino del derecho a la autonomía de las otras nacionalidades españolas. En concreto Suárez afirmó que «Cataluña recobra su más arraigada institución. Hoy Cataluña inaugura para España un prometedor futuro de concordia. Por eso es también día de esperanza en el resto de España: porque del acto de toma de posesión del presidente de la Generalitat establecida se desprende la evidencia de que a los pueblos de España les ha llegado -aunque sea con fórmulas transitorias de una etapa preconstitucional- la hora de su autogobierno»

La victoria de un pueblo

Dijo también que por primera vez desde hace siglos «el hecho catalán se aborda desde el Gobierno de la Monarquía y desde Cataluña sin pasiones, sin enfrentamientos, sin violencias, sin plantear a priori hechos consumados y acciones de fuerza».

Suárez aludió al consenso político con el cual se ha logrado el acuerdo previo al restablecimiento de la Generalitat citando que todas las fuerzas políticas que participaron en las elecciones del 15 de junio unánimemente solicitaron el restablecimiento de la Generalitat.

El presidente agregó: «La recuperación de la Generalitat no supone la victoria de un partido, sino la victoria de un pueblo, y el presidente Tarradellas no accede a la presidencia de la Generalitat como hombre de partido, sino con el apoyo de todas las fuerzas políticas. Su retorno es una operación de Estado que. servirá para consolidar el proceso de democratización de la vida española.»

En un párrafo muy significativo, Adolfo Suárez afirmó concretamente: «Como dato histórico que ya ha sido destacado, hay que decir que si fue Felipe V quien firmó el decreto de nueva planta que anulaba las instituciones autonómicas catalanas, ha sido el rey don Juan Carlos I quien las ha devuelto.»

Aludiendo al resto de los pueblos de España afirmó: «Pienso que ha llegado la hora de proclamar que la mayor parte de los problemas que sufren nuestros pueblos sólo podrán tener solución duradera en la medida en que esos mismos pueblos no sólo sean partícipes, sino responsables, de las tareas públicas. La idea de España y la idea de su grandeza no se nutren de un alejamiento público M poder, sino de un acercamiento de ese poder a todos y a cada uno de los ciudadanos.»

Después de citar ampliamente la comprensión de la Corona sobre el tema autónómico catalán, terminó diciendo: «Si hace unos meses empeñábamos nuestro compromiso en reconocer el hecho catalán y dotarlos de instituciones propias, hoy ese compromiso es de hacer que la Generalitat sirva a su pueblo porque siéndolo, Cataluña y toda España habrán entrado en un nuevo capítulo de concordia y eficacia.

La llegada a Barcelona

El domingo, cientos de miles de personas, portando banderas catalanas y un número muy inferior de republicanas y rojas, así como pancartas de partidos de todo carácter, desde la extrema derecha hasta el centro, recibieron a Josep Tarradellas a su regreso a Barcelona, después de38 años de exilio.

Junto con Tarradellas efectuaron el viaje gran número de parlamentarios catalanes de todos los matices políticos, algunos periodistas y otro insigne político catalán, hasta ahora exiliado, el doctor Carles Martí Feced, quien había ocupado durante la guerra, civil diversos cargos ministeriales en Cataluña. Martí Feced es colaborador directo de Tarradellas y no había regresado a Cataluña desde 1939.

Al descender del avión, tanto Tarradellas como particularmente su esposa, Antonia Maciá, demostraron muy claros síntomas de emoción

En unas emocionadas palabras Tarradellas manifestó: «Ciudadanos de Cataluña: a todos, profundo agradecimiento y, fidelidad de este pueblo. Esta victoria permite que vuelva a casa, a la vuestra. La unidad ha hecho que Cataluña pueda recobrarse y hará que sea posible una gran tarea en bien de Cataluña y de los otros pueblos de España Para hacer a Cataluña símbolo de progreso y libertad. »

Después de estas breves palabras, Tarradellas entonó Els Segadors, junto con los políticos catalanes y las personas que habían acudido a recibirle.

Recibimiento popular

Desde el aeropuerto, y en un coche oficial con el banderín de la Generalitat de Cataluña, Tarradellas se trasaladó en coche descubierto hasta la plaza de San Jaime escoltado por los mozos de escuadra, unidad de la fuerza pública que dependía hasta ahora de la Diputación de Cataluña y que, a partir de este momento, forma parte de la Generalitat.

Tarradellas fue recibido en la ladera de la montaña de Montjuich cercana a la plaza de España por el alcalde de Barcelona, José María Socías Humbert, quien pronunció unas muy breves palabras de bienvenida al presidente de la Generalitat, terminando con un viva al honorable Tarradellas y un viva a Cataluña.

Tarradellas respondió a estas palabras con otro parlamento, en el que dijo: «A través de estos años hemos podido demostrar nuestra fe y nuestro patriotismo en los anhelos de democracia y libertad. Cataluña sois vosotros, catalanes y no catalanes, que habéis sido un ejemplo para los que forman la gran comunidad de todos los pueblos de España.»

Las palabras del presidente fueron intensamente aclamadas por las decenas de miles de personas -sin duda muchas más de 100.000- que estaban esperando al presidente en aquel lugar.

Desde aquel lugar y en coche descubierto, Tarradellas se dirigió hacia la plaza de San Jaime, donde se encuentra el palacio de la Generalidad, hasta ahora sede de la Diputación de Barcelona.

Al llegar a la plaza de San Jaime el público allí estacionado prorrumpió en Inmensos gritos de satisfacción. Los gritos que dominaron en primer momento fueron el de «Queremos el estatuto», así como numerosos vivas a Cataluña y a Tarradellas. Con dificultad Tarradellas se introdujo en la sede de la Generalitat de Cataluña, dirigiéndose al salón de San Jorge, donde esperaban representantes de todas las fuerzas vivas de Cataluña.

En el salón de San Jorge se encontraban representantes de todos los partidos políticos tanto parlamentarios como extraparlamentarios de la Asamblea de Cataluña, del empresariado catalán y español -con Carlos Ferrer Salat al frente- y de todos los sindicatos.

Tarradellas salió de Inmediato en el balcón principal del palacio, de la Generalitat y pronunció una simple frase absolutamente inefable: «Ja soc aqui» («Ya estoy aquí»). Una vez más, Tarradellas aludió en un breve parlamento a la unidad de los catalanes y de todos los residentes en Cataluña, así como a la solidaridad con los demás pueblos de España. Sus palabras fueron repetidamente interrumpidas por fuertes aplausos y gritos de carácter nacionalista catalán.

Las mismas ideas de unidad y concordia volvieron a presidir un nuevo parlamento de Tarradellas pronunciado en el interior del palacio. Nuevos gritos de la multitud situada en el exterior obligaron a Tarradellas a dos nuevas salidas al balcón, acompañado de los miembros de la comisión permanente de la Asamblea de Parlamentarios de Cataluña.

En una de sus salidas al balcón, Tarradellas contestó a los gritos de «Queremos el Estatut» con la afirmación de «Yo también quiero el Estatuto y entre todos lo obtendremos».

Las últimas palabras de Tarradellas fueron un « ¡Viva Cataluña!», que fue muy masivamente coreado, y un «¡Vivan los demás pueblos de España!, que fue más débilmente respondido.

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