Villalonga entrevista a Tarradellas
«Creo que gracias a mi actitud personal y, sobre todo, al hecho de no haber querido nunca formar un Gobierno en el exilio, ni un consejo nacional, hemos evitado el tener una ETA en Catalunya.-Cuando se constituyó en diciembre la «comisión de los nueve», usted tuvo sus dificultades.
-Sí, yo estaba en contra. Porque yo no soy partidario de pactar con los que pierden o con los que no pueden dar nada. Yo no pacto más que con los que tienen algo que ofrecer. Yo nunca pedí ver a Suárez. Al que quería ver es al Rey. Porque con todos los respetos debidos al señor Suárez, la clave de todo, en España, es el Rey. Ya sabe usted que yo he sido, soy y seré siempre republicano. Pero también soy muy pragmático. Y la solución del problema catalán sólo podía dárnosla el monarca. Pero, claro, para ver al Rey, había que pasar por Suárez, lo que yo acepté muy gustosamente.
A los catalanes la gente de Madrid están acostumbrados desde hace siglos a enredarlos. Ya sabe usted, un whisky, unas sonrisas, muchas promesas, aquellos salones, aquellos tapices... y el catalán cae en la trampa como una mosca en la miel. Además, en Madrid, el catalán tiene fama de pedigüeño. Yo no pido nunca nada. Empecé mi conversación diciendo:
«-Señor presidente, yo no vengo a pedirle a usted -nada.
-¿Cómo?
-No. Yo vengo para saber dos cosas: la primera: ¿qué es lo que piensa usted de Catalunya? Y la segunda: ¿Va usted a escuchar lo que yo pienso de Catalunya?»
Suárez concebía una Generalitat con un Consell muy restringido. Dije que no. A Suárez le fastidió mucho mi intransigencia.
Lo que Tarradellas no me cuenta, pero que yo sé por alguien de su entourage, es que en el momento de despedirse de Suárez, Tarradellas le dijo:
«-Aprovechando este viaje a Madrid, me gustaría visitar, o recibir en mi hotel, a varias personas.
-¿Quiénes son esas personas?
-El conde de Motrico, Gil Robles y el general Gutiérrez Mellado.
-Bien.
El presidente Suárez dio unos pasos y cambió de idea.
-Mire, Tarradellas, mejor es que no visite ni reciba usted a nadie mientras las cosas entre nosotros no estén más avanzadas. »
A Tarradellas le sentó muy mal la negativa de Suárez. Consideró que a un señor al que se le invita y al que se le recibe oficialmente no se le puede negar la libertad de ver a unos amigos.
-Dígame, presidente, usted que es un hombre de visión internacional, gracias a los años de exilio ¿cómo cree, que se va a entender con los políticos catalanes que a veces son tan, digamos... locales?
-Mire, en Catalunya los políticos son como los vendedores de azafrán. Todo lo hacen por gramos.. Bueno, ya veremos. Si es necesario, cambiaré provisionalmente de pesas. Catalunya,le puede hacer mucho bien a España. Catalunya, por ejemplo, puede ser el intermediario ideal entre el Gobierno y los vascos. Porque, en definitiva, nosotros los catalanes, sin muertos, hemos llegado a esto. Y ellos, con tantos muertos, no han llegado a nada.
¿Ellos? ¿A quién se refiere el honorable presidente de la Generalitat? ¿A los vascos? ¿O a los madrileños?»
18 octubre
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