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La Internacional socialista contra la proliferación nuclear

El desarme y la proliferación nuclear ocuparon el centro de los debates del Buró Político de la Internacional Socialista (IS), que inició ayer sus trabajos en Madrid, bajo la presidencia del líder alemán, Willy. Brandt, en presencia de delegados de más de veinte países. En el primer día de sesiones también se debatió la situación política del Africa austral y de América Latina. La reunión comenzó con unas palabras de bienvenida de Brandt, que elogió el proceso democrático español, y con un discurso del primer secretario del PSOE, Felipe González, quien solicitó el apoyo político y económico de la IS como elementos importantes para el restablecimiento definitivo de la democracia española.

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El primer acuerdo o resultado concreto de la reunión fue la creación de un «grupo de trabajo nuclear y de desarme», para la investigación y la coordinación de las actitudes de los países de la Internacional Socialista en estos temas. El grupo, que será presidido por el miembro de la secretaría de la IS Bernt Carlssen comenzará sus trabajos a partir del próximo mes de febrero en la ciudad de Hamburgo, donde tendrá su sede inicial.Este equipo tiene como primer objetivo el dar una mayor operatividad a las posiciones de la IS sobre el tema, y a la búsqueda de una mayor movilización de la opinión pública internacional, como elemento clave de presión para conseguir sus objetivos. El grupo estudiará, sin duda, las diferentes ópticas sobre el desarme Este-Oeste que persisten en el seno de la Internacional y que hoy encabezan Francia y la República Federal de Alemania, partiendo de la posición de país no integrado en el sistema de defensa aliado de la OTAN que disfruta Francia, frente a la posición plenamente atlantista del Gobierno de Bonn. De todas maneras, no fueron las divergencias los temas claves del debate, sino la búsqueda de una filosofía o política general que se basó en el informe presentado por el, profesor sueco Frank Barnaby. Este hizo una pesimista descripción de la proliferación nuclear en el mundo, y de los posibles riesgos de un enfrentamiento atómico Este-Oeste. Barnaby señaló que «urge pronunciarse sobre el armamento nuclear; crece el riesgo real de una guerra atómica; el 40% o 50% de la población del hemisferio norte de la Tierra podría morir en un enfrentamiento nuclear; y hay que analizar los efectos posteriores de cualquier posible enfrentamiento nuclear, tales como su incidencia en la naturaleza, el fondo marino y el medio ambiente». Barnaby declaró que el peligro real de una guerra está en las 40.000 ojivas nucleares estratégicas (de largo alcance) y las 12.000 de carácter táctico que conforman el arsenal nuclear de Estados Unidos y de la Unión Soviética. Hizo hincapié en el problema del desarrollo de nuevos armamentos, calificó la bomba de neutrones como simple bomba nuclear y señaló que se hace necesario un progreso neto en las negociaciones SALT y MBFR (de armas estratégicas y de reducción de fuerzas en el centro de Europa, respectivamente) para establecer, más adelante, como objetivo final el control de la tecnología nuclear y la instauración de un programa global de desarme.

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