Las distancias entre los candidatos y la Comunidad no podrán eliminarse antes de diez años
El documento Natal¡ inicia su análisis con la exposición de dos tesis generales sobre la ampliación de la CEE. La primera de ellas imputable a Francia e Italia en lo agrícola y al Benelux en lo institucional- dice que «Ja petición de España no sería aceptable en este momento». Los defensores de esta tesis, apoyándose sobre el precedente griego, estiman que dicho prodeso tiene un carácter irreversible», lo que a su juicio y dado «que la amplitud de los problemas que presenta la adhesión de España es bien diferente de la de países mas pequenos conio Grecia y Portugal, esta adhesión comprometería la supervivencia de. la Comunidad».Quienes defienden esta tesis opinan que el proceso de adhesión de España «no podría iniciarse antes de que la Comunidad haya creado estructuras receptivas apropiadas, sea cual fuere la duración deústa reestructuración comunitaria». Se recuerda ahora" entre otras cosas, la declaración del presidente Giscard d'Estaing durante la visita del presidente Suárez a París, en el que el mandatario francés ponía como condilción sine qua non al ingreso-de España la previa reforma de la política agrícola común y, el retoque de las instituciones.
La Coimisión, en su informe, rechaza esta tesis señalando que ella pondría en tela dejuicio de la supervivencia de la CEE y recuerda que «el Tratado de Roma permite a los países democráticos y europeos pedir la adhesión», y añade: «estos condicionamientos fueron utilizados en el pasado para sostener los movimientos, que en los países mediterráneos candidatos, intentaban derribar o modificar progresivamente los regímenes dictatoriales que los gobernaban. Defender ahora lo contrario constituiría un duro golpe a los regímenes democráticos, -algunos aún frágiles, que ac cedieron al poder. Por otra parte, la Comunidad constataría su impotencia para conseguir los objetivos que se propuso, perdería to da su credibilidad en el mundo y vería afectada su cohesión interna, ya resquebrajada, sin poder sobrevivir así mucho tiem po a la crisis de confianza que, quedaría abierta».
Minimizar los obstáculos
La segunda tesis que analiza el documento Natali se refiere a la posición defendida por aquellos países -como Alemania y Gran Bretaña- afirman no darle importancia a los problemas e incidencias de la nueva adhesión. Según ellos, «la Comunidad pasó de seis a nueve miembros sin grandes problemas, y esto en un período de crisis económica. Ahora, con un horizonte econófflico menog sombrío, ¿qué problemas irresolubles pueden aparecer con la adhesión de tres Estados cuyo producto nacional bruto o total población es inferior a cada uno de los principales Estados miembros?». Quienes defienden esta teoría estiman que hasta con llevarlas -negociaciones «en las condiciones y ritmo que dicte cada uno de los Estados», con un período transitorio que «permita resolver los problemas previsibles».
La Comisión. tampoco se declara favorable a los optimistas y escribe: «No se puede ignorar que tanto en el plano institucional como operacional, el paso de seis a nueve miembros de la CEE recrudeció los problemas institucionales y los regionales ya existentes en la Comunidad». La Comisión recuerda, asimismo, los memorandums presentados por Francia e,ltalia sobre la reforma de laCuropa verde y afirma que las dificultades existentes tomaran una nueva dimensión con la ampliación hacia el Mediterráneo de la CEE para concluir diciendo que «ignorar o'subestimar este estado de cosas es aceptar el germen de la desintegracipn comunitaria».
¿Qué Comunidad a «doce»?
Después de analizar y rechazar las dos tesis más en voga en el ejecutivo de la CEE, la Comisión se interroga sobre la naturaleza de la Comunidad Europea a «doce» después de la integración. La Comisión destaca que la idea de que-integrar a los tres candidatos en una unión aduanera simple no será un objetivo difícil, pero incluirá la renuncia de avanzar en favor de la Unión, Económica y Monetaria, hoy congelada-por la propia Comunidad, pero siempre en proyecto como paso clave hacia la unidad política.
A este respecto, el documento Natafi dice: «¿Se puede concebir la supervivencia de los tratados y de sus objetivos en una situación en la que la Comunidad abandona.se toda esperanza o iniciativahacia una integración más pro- . funda? Los argumentos que impidieron, hasta ahora, a ciertos países de la EFTA (neutrales) presentar su can didatura a la CEE caerían a partir de ese momento, y en vez de una Comunidad a doce habría que pensar en una a quince o dieciséis Estados, que acabaría convirtiéndose en una simple zona de libre cambio», lo que, a sujuicio, facilitaría el nacimiento de una Europa «a .dos velocidades» y dividida geográficamente.
Seguidamente, el informe pasa a analizar los objetivos de la adhesión, recordando que ya existe un compromiso formal con Grecia. Sobre las metas, afirma el informe, en primer lugar, las diferericias existentes entre los tres candidatos; recuerda que España es la décima potencia industrial del mundo, y destaca la idea' deque existen objetivos comunes y diferenciados. En lo que se refiere a los diferenciados se plantea el problema y la necesidad de «reducir lo más rápidamente posible las diferencias que existen entre ¡los niveles de desarrollo actual entre los candidatos y los Estados miembros de la Comunidad -que la Comisión estima, en algunos casos, cuatro veces s uperiores en favor de los países ya comunitarios-,, y resalta la idea de que «sería ilusorio pensar que unas diferencias tales podrían- eliminarse en el espacio de diez años».
Señala a continuación el inforpie que la experiencia demostró a la CEE que, desde la firma del Tratado de Roma, las diferencias entre las regiones ricas y pobres de la Comunidad aumentaron en vez de disminuir, hasta el punto que las zonas sur de la CEE progresaron dentro de la Comunidad menos que las zonas subdesarrolladas de los países hoy candidatos, para reafirmar con estas dos ideas la necesidad de reducir las distancias de ricos y pobres antes de la ampliación. Distancias que el informe sitúa en los sigu 1 entes elementos esenciales para los países candidatos: renta per cápita reducida -de 1.500 a 2.200 dólares contra una media CEE de 4. 100 dólares-; un tercio de la población ocupada en la agricultura, mientras en la CEE sólo llega al 9 %; con industrias con distintos grados de potencia¡ y alto porcentaje de pequeña y mediana empresa -muchas de carácter artesanal- muy protegidas y con importante capital extranjero, y altos niveles de paro, subempleo y natalidad.
