Hacia un régimen presidencialista
Portugal ha batido los récords de inflación en Europa: según la OCDE roza, en la actualidad, el 34% en la subida de precios. A ello se le suman más de medio millón de parados y un déficit exterior que agota las reservas auríferas y que empieza a dar credibilidad a insistentes rumores de bancarrota. De un crack que tiene su reflejo diario en el cierre de pequeñas y medianas empresas, en la escasa productividad y en un tipo de crecimiento que no llega al 2%.Cómo contrapartida, este año fue providencial en visitas turísticas, remesas de emigrantes y en ayuda crediticia exterior que se centra en un empréstito mostruoso de 1.500 millones de dólares, avalado por USA, Japón, CEE Y otros países europeos, y del que Mario Soares espera, como agua de mayo, una primera entrega para el mes de octubre, que llegará a los 750 millones de dólares de los próximos (para final de año). Naturalmente, esta ayuda tiene un precio político y éste quizá fue determinante a la hora de buscar un nuevo rumbo a la nación lusitana.
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