Pésimas condiciones de higiene en los cementerios
Los funcionarios de cementerios madrileños que trasladan o reinstalan cadáveres en el interior de las necrópolis de la ciudad utilizan repetidamente carretillas de cemento llenas de agua para lavarse al concluir sus cometidos, dada la precariedad de dotaciones de higiene. Esta información la facilitó ayer a EL PAIS una fuentel del funcionariado municipal, que señaló insuficiencias de la misma índole en otros servicios similares
También entre los funcionarios de Parques y Jardines se experimenta una situación análoga, ya que las casetas que utilizan como vestuarios, donde permanece la ropa de vestir a diario, se encuentran, plenamente impregnadas de humedad por ser subterráneas la mayoría de éstas. De tal forma que entre algunos funcionarios de este servicio, que al concluir su trabajo recogen de las casetas su propia ropa, húmeda, se han dado frecuentes casos de reúma y afecciones similares. La ausencia de higiene resulta notoria e irreversible.En base a estos argumentos, extensibles asimismo a Cuerpos como el de la Policía Municipal otros, desde estos sectores se reivindica hace tiempo una cadena de inversiones que consiga dotar a los empleados municipales de un minimo de condiciones de higiene y salubridad en el trabajo, condiciones que no han existido hasta el presente. Por ello, entre áreas municipales como la de mataderos municipales, donde la suciedad y la falta de higiene alcanzan cotas muy acentuadas, las reivindicaciones de las condiciones descritas han adquirido un nivel de gran sensibilidad. Funcionarios de este servicio se quejan de que la plena ausencia de dotaciones y las manipulaciones de carnes, en ocasiones repletas de gusanos, además de convertirse en focos infecciosos para los propios operarios, fundamentalmente constituyen un evidente peligro para los destinatarios de tales carnes -las cuales no siempre se eliminan.
En relación al tema, se ha solicitado recientemente la provisión de fondos para que los servicios municipales se efectúen controladamente, para el conjunto de los madrileños y por parte de los operarios de estos servicios, cuyo ejercicio les sitúa en una excelente plataforma crítica para mejorar y racionalizar unas actividades que el ciudadano paga y recibe, hasta ahora sin poseer apenas capacidad de fiscalizarlas ni de vigilarlas.
En repetidas ocasiones estos temas han aflorado en el curso de asambleas de funcionarios municipales y su tratamiento ha sido recogido por las entidades representativas de los trabajadores del Ayuntamiento de Madrid, que las han tramitado ante los máximos responsables municipales. Sin embargo, comoquiera que gran parte de las claves para solucionar estos temas se incrusta dentro del capítulo presupuestario, adscrito a la competencia superior del Ministerio del Interior, pese a las garantías dadas por los responsables municipales sobre su sensibilización ante los problemas, en medios del funcionariado municipal se considera que los paliativos pueden demorarse, entre tanto las condiciones de trabajo continúan deteriorándose.
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