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La derecha francesa trata de recuperar a una parte de la izquierda

«El infierno son los otros...», acusan los comunistas a los socialistas, y viceversa, tras el fracaso, anteayer, de las negociaciones para actualizar el programa común. La decepción, en el electorado francés de izquierdas, es profunda, pero nadie se resigna a la fatalidad de una eventual ruptura. Durante este fin de semana, el PCF y el PS realizan una campaña nacional de explicaciones. La derecha giscardiana ha iniciado tanteos de recuperación de una franja de la izquierda, pero el dirigente socialista Gastón Defferre ha respondido, categóricamente, «no».

Los testimonios que proceden de toda Francia, desde que el jueves último se consumó el segundo fracaso de las negociaciones entre los tres partidos de la Unión de la Izquierda, coinciden. Los electores de la Unión ni comprenden lo ocurrido ni soportarían la ruptura definitiva. Los socialistas y comunistas, conscientes de esta responsabilidad, que cada cual valora como histórica, han comenzado a explicarse, cada uno culpando al otro, el «impasse» actual.El PCF celebró ayer asambleas en toda la geografía francesa para intentar convencer a sus militantes y a los electores de izquierdas que «el Partido Socialista ha cambiado». El miércoles de la semana próxima organizará un mitin en París. El PS, por su lado, ha movilizado a sus militantes para convencer a los franceses de que «los comunistas, el jueves último, no deseaban concluir un acuerdo o, lo que es igual, lo querían en condiciones que sabían no podíamos aceptar». El miércoles, el líder del PS, Francois Mitterrand, ofrecerá una rueda de prensa.

Ayer, según pudimos saber en medios bien informados de la izquierda, parecía confirmarse que el PCF, en efecto, no tiene intención de favorecer el triunfo de la Unión si de antemano no cuenta con garantías de que llegaría al poder en posición de fuerza en las empresas. De aquí que considere fundamental la nacionalización de las 720 filiales de los nueve grupos industriales que pasarían a la propiedad pública. Esta cifra la consideraría indispensable para personalizar su presencia en la dirección del país.

Por su parte, las centrales sindicales de izquierdas tampoco se resignan al fracaso. La CGT, de tendencia comunista, apoya la postura del PCF, mientras la CFDT, socialista autogestionaria, considera que el tema de las nacionalizaciones y las proposiciones del PS no justifican el fracaso de la negociación. Las otras dos centrales importantes (FO y la de enseñanza, FNE) critican también la intransigencia comunista.

De momento no se prevé una reanudación de las conversaciones, pero en la izquierda quiere creerse que pasados algunos días, los tres partidos de la Unión volverán a reunirse. Los socialistas, como los comunistas, repiten sin cesar que, para ellos, no existe más alternativa que la Unión de la Izquierda. Esto no mengua la euforia que reina en el campode la derecha particularmente en la que encarna al presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing. Su estrategia, consistente en recuperar a una parte del electorado de la Unión, para crear una coalición centrista, empezaría a realizarse si la ruptura se consumase en la izquierda.

Algunos observadores políticos, «ahora que la esperanza ha cambiado de campo», estiman que el presidente de la República pudiese pensar en adelantar las elecciones legislativas.

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Elecciones para el Senado

Por otra parte, hoy domingo se celebrará en Francia la renovación parcial del Senado, 113 senadores (un tercio del total) se incorporarán a la Cámara Alta a partir del próximo día 5 de octubre.

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