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La autonomía vasca se negociará con la máxima urgencia

«Se ha dicho que los fueros son la libertad hecha carne. Ese es el sentido del proyecto que tiene usted en su mano. Nuestro deseo es que se le dé la máxima brevedad posible al trámite, porque la calle se pronuncia con una violencia a veces irreprimible, que irá a más si nosotros no le damos un sistema de libertad. Esa libertad y colegiación confederal es lo que queremos; estamos dispuestos para ello a todos los sacrificios, pero queremos a cambio que no se remita el tema ad calendas graecas.»

El presidente de la Asamblea Parlamentaria vasca, Manuel Irujo, saludó el jueves en Vitoria con estas palabras al ministro para las Regiones, señor Clavero, que iniciaba así de forma oficial las negociaciones para la autonomía de Euskadi en su fase transitoria. «Mi estilo -contestó el ministro- no es el de dar largas y espero que los hechos así lo demuestren . El espíritu que me anima en el comienzo de estas negociaciones es el de llegar a un pronto acuerdo.»Antes de la llegada del ministro a la Diputación Foral de Álava, se reunieron a puerta cerrada los integrantes de la comisión negociadora permanente, constituida por once parlamentarios vascos al haber declinado Euskadiko Ezkerra su presencia en la misma.

Los diputados que se habían entrevistado el martes con el presidente Suárez informaron de las condiciones previas impuestas por el jefe del gabinete: estricto respecto a la legalidad, río entrar en aquellas cuestiones que sean de objeto de debate constitucional en las Cortes, discreción en las negociaciones -al estilo de la observada por los parlamentarios catalanes- y mantenimiento de Navarra al margen del debate.

Los miembros de la comisión negociadora dedicaron, sin embargo, gran parte de su atención a las divergencias que respecto al proyecto de régimen transitorio había hecho públicas la UCD de Álava. Los socialistas, apoyados por el PNV, plantearon la imposibilidad de que formara parte de la comisión negociadora ningún miembro que no asumiera el proyecto en su totalidad, ya que este es el mandato de la asamblea parlamentaria. Aun insistiendo en su cerrada defensa de que la representación a las juntas generales alavesas debe tener una procedencia municipal, UCD se avino a rectificar su último comunicado (véase EL PAIS del miércoles).

Aclarados estos extremos y restablecida la unidad en el seno de la comisión vasca, a las doce y cuarto del mediodía se iniciaba la reunión con el ministro. Momentos antes el señor Clavero Arévalo saludaba al senador Irujo con estas palabras: «Espero no defraudarle, señor Irujo.»

El viejo líder nacionalista tomaba luego la palabra en el salón de sesiones, para subrayar que hablaba en nombre de una asamblea parlamentaria en la que estaban representadas las cuatro regiones históricas vascas, tres de ellas con todos sus parlamentarios, y una (Navarra), con su minoría PSOE-PNV.

«Hemos redactado un proyecto -añadió el señor Irujo- haciendo unas salvedades que nos han costado largos debates. Con él buscamos tres objetivos,: el primero, democratizar la vida del país; el segundo, conseguir una vinculación de sus unidades mediante un marco confederal, y el tercero, que si, alguna de sus regiones decide retrasar su ingreso en esta comunidad confederal, por la mayoría que la ley determine, pueda hacerlo con entera libertad.»

Con estas palabras, el senador Irujo recogía el sentir de la Asamblea de Parlamentarios vascos respecto al tema navarro: nadie obliga a esta región a entrar en la confederación vasca, pero tampoco se acepta que quede la puerta cerrada a su posible ingreso.

El señor Irujo terminaba así su intervención ante el ministro: «El que concibe, o pare o revienta. El País Vasco ha concebido su propio sentido de la libertad y sí no se le da salida a ese concepto por vía de paz, el pueblo trataría de conquistar su personalidad por la dialéctica de las armas. Ahí está el caso de Inglaterra y Belfast, aquí puede ocurrir lo mismo.»

El ministro para las Regiones manifestó que en su ánimo estaba la voluntad mayoritaria del puecomo en sus unidades. Tras in este caso a los vascos, sino que dicar que no se consideraba como una parte enfrentada a otra, en este caso a los vascos, sino que traía el mandato expreso de resolver pronto esta cuestión, añadió: «No vengo a regatear, sino a conseguir las autonomías cuanto antes.»,

Apuntó que el tema del País Vasco lo había considerado siempre, como un problema de Estado, por encima de las posiciones de partido. «Tenemos que impedir que se nos convierta en un cáncer de la convivencia. Estoy convencido de que cuanto hagamos por la autonomía vasca lo estamos haciendo por España.»

El senador Irujo levantó la sesión. «En cuanto a la integridad de las cuatro regiones -dijo-, dejemos que sean los representantes quienes se pronuncien, sin obligar a nadie. Aspiramos a que nuestra autonomía sea tan ejemplar, que pueda ser utilizada en otras regiones, para una pacificación que también nosotros queremos.»

Terminada la presentación oficial del proyecto de régimen transitorio, el ministro se reunió a puerta cerrada con los tres negociadores encargados de esta primera fase de las conversaciones: los. señores Ajuriaguerra, por el PNV; Benegas, por el PSOE, y Viana, por UCD de Álava. Por Ia tarde de nuevo se reunieron por espacio de dos horas.

Las cosas quedaron al final lo suficientemente claras como para, que se pueda celebrar una primera ronda formal de negociaciones el sábado de la próxima semana. El primer contacto de los vascos con el señor Clavero terminaba en un clima de distención y esperanza, con sonrisas abiertas por las dos partes. Si nos guiamos pór las declaraciones, la negocia ción vasca puede ir por vía rápida. Hasta los ucedistas alaveses, que tantos reparos habían puesto al proyecto, mostraban su esperanza de que las diferencias quedasen finalmente salvadas.

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