Sorpresa: dos toros serios en la tercera de Valladolid
ENVIADO ESPECIAL, Con ayudados y cinco derechazos de categoría inició Paco Camino su primera faena de muleta. Y de inmediato, inexplicablemente, se echó la, muleta a la izquierda, por donde iba peor el toro. Ya no volvería a acoplarse, ni por ese lado, ni por el otro.La tarde, de ninguna manera triunfalista como en el festejo del martes, habla entrado, con el de Camas, en el buen toreo, que Andrés Vázquez perfeccionó al pararse en verónicas exquisitas; esas verónicas tan personales del zamorano, que ha conseguido eliminar del lance toda artificiosidad y lo ha dejado en su estricta esencia de -también aquí- parar, templar y mandar. Remató con tres medias verónicas hondas y una serpentina, y puso la plaza boca abajo. Era un buen toro este segundo de la tarde, pero al recibir la vara cayó y quedó inútil para la lidia. Antirreglamentariamente fue devuelto al corral, y en su lugar salió otro ape, manso y huido, con el que volvimos a ver verónicas y medias verónicas y el dibujo de una chicuelina perfecta. El torero de Villalpando estaba en turno de inspiración.
Plaza de Valladolid
Tercera corrida de feria. Cinco toros de Antonio Pérez, escasos de trapío (salvo el cuarto), flojos, mansos, manejables. El sexto tuvo genio. El segundo se inutilizó en la lidia y fue sustituido por uno de Camacho; que se lidió en quinto lugar, el cual tuvo presencia y también resultó manso.Paco Camino: estocada desprendida (ovación y salida al tercio). Tres pinchazos, estocada baja y descabello (bronca). Andrés Vázquez: pinchazo perdiendo la muleta y estocada baja (oreja). Pinchazo, estocada caída y dos descabellos (pitos). Luis Francisco Esplá: tres pinchazos leves echándose fuera y descabello (silencio). Metisaca bajísimo (oreja).
Entendió muy bien a ese manso, que apretaba hacia los adentros; le dio tablas para instrumentarle, derechazos, naturales, molinetes y ayudados, todo ello de mucha suavidad, con la rúbrica de numerosos pases de pecho con la izquierda, todos de acabada ejecución. Quiso luego combinar el natural con el derechazo, a favor de querencia, pero el toro ya no tenía recorrido.
Y siguió torero Andrés Vázquez con el sobrero, que resultó violento de salida y deslucido en el último tercio, con el peligro que se supone en un toro- que embiste con la cara alta, se cruza, se queda en el centro del viaje. La faena fue para aficionados, de los que no debía haber muchos en la plaza, pues pronto las protestas dejaron desairado al diestro. Tres derechazos de temple, un par de ayudados por alto ligados con otros tantos por bajo, a dos manos, que hubieran puesto en pie la plaza de las Ventas o el coso de la Maestranza, aqui se acogieron con un silencio.
El cuarto, muy flojo (la flojedad caracterizó a casi toda la corrida), unas veces se derrumbaba, otras escondía la cara entre los brazuelos, otras embestía en rectitud, pero Camino, que no debió ver claro el problema, después de apuntar algunos naturales ayudado con el estoque, decidió aliñar, lo que produjo bronca furibunda y horrísona.
Las inhibiciones de los maestros (supuestas o ciertas) resaltaron el arrojo de Esplá en el sexto; un toro con genio, sin fijeza y hasta peligroso por el pitón izquierdo. Citaba Esplá con el pico y en los remates se le venía encima el animal por no mandar, pero suplía su defecto con vista y se metía en los costillares para convertir en circular lo que habría sido achuchón. De todas maneras, la faena fue emocionante; tanto como aburrida había sido en el tercero de la tarde, el cual estaba tan inválido que apenas admitió media docena de pases.
Los ape, más decorosos que los lidiados en días anteriores, si bien tocaditos de pitones, tampoco soportaban, completos, los primeros tercios. El cuarto, y el sobrero de Camacho, fueron los únicos que poseyeron cierta seriedad y estampa. Dos toros en esta feria-coladero: toda una sorpresa.
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