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Reportaje:

Grave insuficiencia de bibliotecas infantiles

Más de doscientos niños acuden diariamente a la sección infantil y juvenil de la Central de Bibliotecas Populares, situada en la calle de Felipe el Hermoso, junto a la glorieta de Iglesia. Muchos de ellos vienen de barrios distantes a consultar libros de texto para hacer sus trabajos escolares o, simplemente, a leer las historietas de Mortadelo y Filemón. La mayoría conoce la biblioteca a través de sus amigos y, una vez que la visitan, suelen convertirse en asiduos de ella. En la sala de lectura tienen libre acceso al fantástico mundo de la literatura, al fascinante mundo de las ciencias y además tienen posibilidades de participar en libroforums, concursos de dibujos, asistir a charlas, o seguir cursillos de tareas manuales.Pero la central de Felipe el Hermoso, conocida como la niña bonita de las bibliotecas madrileñas, es un caso único. El servicio que ofrece a los lectores infantiles este centro y sus trece sucursales situadas en distintos puntos de la ciudad es absolutamente insuficiente para cubrir la demanda que existe.

«Harían falta cincuenta o sesenta bibliotecas para atender debidamente a la población infantil y juvenil, entre los siete y dieciséis años», indicó a EL PAIS Elena Amat, directora de Bibliotecas Populares y una de las personas que más ha trabajado en el momento de las bibliotecas infantiles. «Habría que instalar una biblioteca por cada quinientos metros cuadrados del área urbana», añadió.

Pero esta fórmula -deseable- está muy lejos de las posibilidades actuales debido a la falta de locales adecuados, y, sobre todo, de personal capacitado para poner en marcha una biblioteca.

Sin embargo, las Bibliotecas Populares, creadas por un real decreto del año 1912 y dependientes en la actualidad del Ministerio de Cultura, disponen de un importante fondo bibliográfico, que, en ocasiones, no puede poner en circulación por no tener personal suficiente. La central de Felipe el Hermoso cuenta con un presupuesto de diez millones de pesetas anuales para la compra de libros. En la sección infantil y juvenil se registraron el año pasado 13.082 nuevos títulos procedentes de compra o de Depósito Legal.

Selección de los libros

El funcionamiento de una biblioteca infantil plantea problemas específicos como la elección de un criterio acertado para seleccionar los libros o la orientación del niño en la utilización de ficheros, manejo de las enciclopedias y textos de consulta. Por ello, es necesario que la persona encargada de una sección infantil esté preparada para desempeñar las funciones de maestro y de sicólogo. Acostumbrar a los niños a tratar los libros con respeto, a mantener silencio y orden de manera espontánea, tanto si leen comics como si preparan sus deberes, no es tarea fácil, pero, sin duda, resulta sumamente provechoso para la formación de los muchachos y un buen complemente controladas, como la ben en las escuelas.En cuanto a la selección de títulos, la biblioteca de Felipe el Hermoso, que centraliza los fondos de todas las bibliotecas Populares de Madrid, se asesora en la Asociación Católica de la Infancia y en librerías especializadas en publicaciones para niños. Pero existe una serie de materias excluidas hasta ahora de los ficheros -como la educación sexual, por ejemplo, o especialmente controladas, como la política o la religión- sobre las que no se ha determinado todavía el criterio de selección a seguir.

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Ante la falta de locales que impide la expansión de las bibliotecas, la directora de Bibliotecas Populares ha organizado varios servicios paralelos, como las prestaciones colectivas, y los bibliobuses.

Bibliotecas «paralelas»

El sistema de prestaciones colectivas, que funciona hace diez años, consiste en que la biblioteca cede temporalmente -desde varios meses hasta un año- cierto número de lotes de cincuenta libros de temas variados a las personas o entidades que lo soliciten. Este año hay más de trescientas demandas de este servicio entre asociaciones de vecinos, residencias de ancianos, cuarteles y otros centros.Otro sistema que se utiliza para paliar la falta de locales es establecer un acuerdo entre la entidad demandante, que proporciona el espacio y el personal para atender al público, y la central de Felipe el Hermoso, que se compromete a suministrar los libros y renovarlos periódicamente.

Muchas asociaciones de vecinos se han interesado en este servicio, pero el problema es que también ellas carecen de local. Hasta ahora sólo la Asociación de Orcasitas ha podido montar una pequeña biblioteca de préstamos en este régimen de concierto.

En varias ocasiones las Bibliotecas Populares han iniciado, a través de sus directivos, conversaciones con el Ayuntamiento de Madrid con vistas a una posible colaboración, pero hasta la fecha, la única aportación del Ayuntamiento ha sido la cesión del solar que ocupa la central de Felipe el Hermoso y de dos locales: uno en San Cristóbal de los Angeles y otro en Aluche.

Bibliobuses

El servicio de bibliobuses es el otro medio para hacer llegar los libros a los barrios menos dotados de bibliotecas. La Biblioteca Móvil la forma actualmente una flota de seis autobuses, cada uno con 2.000 libros entre la sección de adultos y la de niños.Hace algunos años la flota era más numerosa, pero cuando el Ayuntamiento quitó las señales que Indicaban la ubicación de los bibliobuses, y a causa de la congestión de tráfico, se tuvo que reducir.

La insuficiencia de personal es un problema todavía más grave que el de falta de locales. En este servicio en Madrid sólo hay tres bibliotecarias -del cuerpo facultativo de Archiveros- y diez auxiliares de ese mismo cuerpo. Los administrativos, subalternos y personal contratado que trabaja en las bibliotecas es también muy escaso; en algunos centros sólo hay una persona para atender al público.

El servicio de bibliotecas infantiles, que por su propia naturaleza exige también mayor atención, padece especialmente esa situación deficitaria.

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