Abolición de la pena de muerte
Como ciudadano mínimamente responsable (lamentablemente los que aún no hemos cumplido veintiún años no somos considerados tales por el actual Gobierno), me preocupa profundamente la redacción y el texto definitivo, de la futura Constitución española. Pero de entre todos los artículos y apartados de que conste, uno en especial, centra mi interés: el relativo a la supresión o no de la pena máxima.Posiblemente no figure en el texto constitucional algo que nos indique la persistencia o abolición de tan arbitrario castigo.
No estará de más que recuerde las palabras de un, a mi parecer, prestigioso profesor de Filosofía del Derecho: «La pena de muerte es inadmisible. La pena de muerte aniquila al delincuente, y el Estado no tiene ningún derecho a aniquilar vida humana, pues con ello el hombre quedaría sacrificado a la consecución de fines estatales. La pería de muerte está en contradicción abierta con la idea del derecho. Hay que luchar por su supresión.»
Desde estas escasas líneas pidó, como miembro de la colectividad y destinatario directo de lo que allí se redacte, no reflexión y razonamientos de lógica política para los señores diputados y senadores, si no lo más elemental y simple que debe aflorar de lo más íntimo de la conciencia de todo hombre: unos justos criterios morales y éticos que nos ayuden cada día a ser un poco más lo que pretendemos ser hombres.
