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Ofensiva sindical contra los empresarios en Alemania Federal

Los adormecidos sindicatos alemanes parecen querer abandonar su letargo, derivado sobre todo de su carácter «macroempresarial». A pocos días ya del congreso del Sindicato del Metal, tanto su presidente como el de la propia Confederación General (DGB) han formulado graves acusaciones a la patronal, inéditas en este país desde el final de la guerra. Tanto es así que la prensa más afecta a los intereses patronales, a la cabeza de la cual figura el Allgemeine Zeitung, de Franfort, se ha llevado las manos a la cabeza y ha acusado a los líderes sindicales de «radicales», con todo lo que este término representa ahora en la República Federal de Alemania de «altamente peligroso para la seguridad del Estado».Poco antes de conocerse las últimas cifras de paro juvenil (120.000 desocupados, máxima cota desde la caída del nazismo), el presidente de la DGB, Vetter, ha dicho taxativamente que «la autonomía patronal es culpable del paro, de la reducción de jornadas laborales y de la sobrecarga que padecen los trabajadores». Loderer, jefe del Sindicato del Metal, tradicionalmente más progresista que la DGB corno institución, ha ido más lejos: ha acusado a los patronos de «valorar al ejército de los parados como una reserva productiva, verdadero núcleo del poder del capital». El propio Loderer ha advertido de antemano que «no habrá consideración alguna respecto del sistema de economía de mercado (capitalista) cuando se inicie en otoño la próxima ronda tarifaria». Precisamente un compañero de presidencia de Loderer, Janzen, ha calificado no hace mucho el paro como «la gran bancarrota del sistema económico que representa la RFA».

Esta serie de denuestos -«radicalismo verbal», según los patronos- se orienta sobre todo a desarticular la apelación de los empresarios ante el Tribunal de Garantías Constitucionales, para impedir que se apruebe definitivamente la ley que regulará la cogestión paritaria en los centros de producción, tal y como la han preparado los partidos del Gobierno y eso que el esquema aprobado no perjudica los intereses del capital. Los patronos no aceptan siquiera el que entre los representantes de la empresa y del trabajo haya una Figura «puente», la del representante de los técnicos, que normalmente se colocaría de parte del capital.

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