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La empresa de Madrid se hace valencianista

En la empresa de Madrid parlen valensiá. O eso quisieran. Ahora, cuando falta menos de un año para el término del contrato de arriendo de la plaza de Valencia con la Diputación de aquella provincia, les entran las prisas por congraciarse con la afición valenciana, a la que tienen enconada.

Seguramente no es casualidad que en el festejo del domingo último celebrado en Las Ventas participaran dos novilleros valencianos. Va bien, los toreros valencianos deben torear aquí y en su tierra -como todos los demás-, pero esa no es la cuestión. En Valencia no quieren que nadie margine a sus toreros, es natural y no tiene vuelta de ,hoja, pero son conscientes de ,que esos toreros, en la actualidad y por la razón que sea, no pueden constituir la base de carteles importantes.Y, sin embargo, los empresarios madrileños dicen que por satisfacer a la afición valenciana los pone en la feria, sí, pero juntos en una misma combinación, que, es lógico, carece de atractivos. Y se quedan tan anchos, creyendo que con esto ya han cumplido. Pero.las protestas de los valencianos arrecian, y entonces la empresa achaca esta actitud a turbios manejos, a la acción de eternos descontentos, a implicaciones políticas. Mucho cerebro que hay en la empresa madrileña.

La cruda realidad es que, montada la feria de julio y desencajonados los toros, cerca de la treintena no pueden pasar el reconocimiento veterinario. Y llueve sobre mojado. Aquí, precisamente aquí, es donde tiene su base esa. opinión unánime, pulsada en Valencia, de que la Diputación no debe renovar el contrato de arriendo con la empresa de Madrid. Pero también el año próximo finaliza el contrato de arriendo con la plaza de Las Ventas, cuya ekplotación tiene quejosos a los aficionados madrileños. El Sindicato Democrático Taurino ha puesto el dedo en la llaga: «Queremos ver toros durante todo el año (a calidad y autenticídad se refieren) y no únicamente durante la feria de San Isidro.»

Entre aficionados madrileños, como entre valencianos, no hay problemas de regiona-lismos, sino el deseo de que una empresa competenie -o mejor, las propias Diputaciones- organicen las temporadas con espectáculos de calidad. Así. de sencillo.

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