Futuro del Consejo del Reino
La constitución del Consejo del Reino, una vez cubiertas las vacantes que se habían producido, plantea el problema del porvenir de la institución. (...)Su función más importante es proponer al Rey las ternas para presidentes del Gobierno. Esta función, dentro del sistema de la ley Orgánica, con unas Cortes sin más facultades que las legislativas y un jefe del Estado cuyas atribuciones eran tanto mayores como menores eran las de las Cortes, significaba un progreso político evidente. Pero en la perspectiva de un régimen constitucional, en el que no puede concebirse que el Rey nombre a otro presidente, sino al que tenga la mayoría en las Cortes, ¿qué sentido conserva la intervención del Consejo del Reino?
Es verdad que tradicionalmente existía el régimen de consultas que antes de su decisión celebraba el Rey con los jefes de los partidos y otras personas caracterizadas. Pero si se conservase el Consejo del Reino, una de dos: o esos jefes serían los nombrados por los senadores y diputados para representarlos en el Consejo del Reino, o no; en este caso, no se puede pensar que el Senado y el Congreso fueran a someterse a la posterior y decisiva intervención de un Consejo del Reino integrado por senadores y diputados menos representativos que sus respectivos líderes, y si fueren éstos los nombrados carecerían, obviamente, de sentido su doble intervención. (...)
En las funciones del Consejo del Reino, relativas a las relaciones del Rey con las Cortes (devolución de leyes y prórroga de la legislatura) o a la adopción de medidas extraordinarias en situaciones de extrema gravedad, difícilmente aceptarían las Cortes, la intervención de cualquier otro organismo. Las atribuciones del Consejo en el recurso de contrafuero quedarán sin base cuando dicho recurso adquiera una regulación normal a través de un tribunal de garantías constitucionales o cosa parecida. Y, por último, las pertinentes a la incapacidad, suplencia y sucesión del jefe del Estado deberán regularse de modo más acorde con la tradición de la Monarquía.
10 agosto
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