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El búnker económico

Parece que el búnker político ha quedado dinamitado por dentro por el camarada Suárez y pisoteado con recochineo por los miles y miles de demócratas que han empezado a salir de debajo de sus mismas piedras. Pero, curioso, el búnker económico sigue inalterado e inalterable. Se dividió en dos frentes: el que soltaba la pasta gansa a Alianza Popular y el que soltaba la pasta gansa a Unión del Centro Democrático. Ahora todo indica que el búnker se va, a unificar en un decidido empeño de oponerse a cualquier medida que lesione los intereses económicos de sus pupilos. El búnker no se opone a la teoría de la reforma fiscal, pero sí a la práctica de todo lo que pueda hacerla verosímil. En teoría liberal, el poder político es arbitral y por tanto está por encima del poder económico. En la práctica liberal, cada vez que el poder económico se ha visto «arbitrado» por el poder político, ha tratado de derribarlo y casi siempre ha podido. Las cosas están muy claras.O la reforma fiscal se convierte en una burla, o va en serio y hay que soltarle un buen palo a mimadísimos sectores del capitalismo español.

Si se convierte en una burla no habrá otros motivos posibles que estos dos: que el poder económico pase factura por los servicios prestados a la Unión del Centro o que el poder económico amenace con pasar a cuchíllo a todos los que quieran reformarlo. Como este segundo motivo puede ser una coartada fácil utilizada por un Gobierno acobardado y una oposición que no las tiene todas consigo, habría que examinar con lupa ese eterno chantaje de los «poderes fácticos». A ver si resulta que hay menos poderes fácticos que franquistas. Porque por lo visto y oído, franquista, lo que se dice franquista, ni Franco.»

8 agosto

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