Gina Monreale y Antonina Barcellona,
trabajadoras italianas de veintitrés y veintisiete años respectivamente, no fueron aceptadas en la fábrica Fiat de Palermo (Italia), pese haber superado con éxito todos los requisitos que les habían exigido. La empresa alegó para justificar la inadmisión el que «las mujeres no se adaptan al tipo de trabajo del establecimiento». Las «lobas» feministas tienen ya una nueva prueba del carácter falócrata de la sociedad italiana.
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