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Un muerto y más de cien heridos, primeras víctimas del movimiento antinuclear europeo

Las primeras víctimas del movimiento antinuclear europeo se produjeron anteayer en Creys-Malville, alrededor del superregenerador Super-Phenix, el prototipo francés de segunda generación de centrales nucleares que usa el plutonio como combustible: un muerto, más de cien heridos y diecinueve personas detenidas.

A pesar de las consignas preconizadas por los organizadores contra la violencia, el impresionante dispositivo del servicio de orden, terrestre y aéreo, cargó repetida y encarnizadamente, sin que pudiese establecerse si hubo provocación por parte de grupos reducidos de «marginales», como creyeron entender algunos testigos.El debate nuclear, en este pais, quedará marcado por esta fecha, histórica para las autoridades favorables al «todo nuclear» y para quienes se oponen con mayor o menor reticencia.

Vital Michalon, 31 años, francés, falleció después de una de las confrontaciones de los manifestantes con la policía. Anoche aún no se le había hecho autopsia y no pudo afirmarse si fue víctima de un ataque cardíaco, como anticiparon las autoridades. Entre los heridos los había muy graves. Una bomba lacrimógena no lanzada con la rapidez necesaria le arrancó una mano a uno de los cinco policías también heridos.

El ministro del Interior francés, Christian Bonnet, aseguró que la violencia había sido desencadenada por «grupos de inspiración anarquista que ignoran las fronteras». En efecto, el responsable local, prefecto de L'Isere, René Jannin, hizo alusión a «provocadores» alemanes, lo que dio lugar a críticas acerbas por alguna parte de la opinión, que observó en tales propósitos «aterradoras declaraciones de xenofobia». Las autoridades alemanas, que deben hacer frente a un potente movimiento antinuclear, anoche, según un comunicado oficial, se solidarizaron «con el Gobierno francés para reprimir la violencia.».

La manifestación reunió por los alrededores de Super-Phenix a unas 20.000 personas, según la policía, o 50.000, según los organizadores. La lluvia intermitente no favoreció a estos últimos. En todo caso, la determinación del movimiento antinuclear, su carácter internacionalista y la poca imaginación que están desplegando, tanto el poder con su política nuclear por decreto, como la oposición de izquierdas con sus críticas oportunistas «a posteriori», son todos elementos que han ampliado y enconado el debate nuclear en Francia.

Los graves incidentes de Creys-Malville han constituido una alerta espectacular para toda la opinión francesa. Las actitudes del Gobierno, como de la oposición, en lo sucesivo, tendrán que contar con una preocupación llamada a ampliarse de manera vertiginosa. El Gobierno no parece dispuesto a ceder. Su política nuclear, apoyada en que Francia no posee otras fuentes para conseguir su autonomía energética, ha sido reafirmada como irreversible. Y la oposición, hasta la fecha, se ha manifestado ambigua.

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