Los sueldos de los diputados y senadores
Estamos en un momento de grave crisis económica. Se pide a todos los ciudadanos una colaboración especial para salir de esta situación. Se dice por el Gobierno que habrá que apretarse el cinturón, y suponemos que se referirá especialmente a las clases sociales con más rentas e ingresos, porque los trabajadores ya lo tenemos bastante apretado y no queremos asfixiarnos mientras otros engordan sin ningún límite.Frente a esta alarmante llamada, sorprende al pueblo y a la clase trabajadora que uno de los primeras temas planteados a los recientemente elegidos para las Cortes sea cuál debe ser su sueldo y hemos leido y oído que puede pasar de 40.000 a 125.000 pesetas, viajes y dietas.
Ciertamente si esto fuera así no cabe duda que tendríamos sobrados motivos para sosípechar que los diputados y senadores no entran con buen pie.
¿Cómo van a pedir austeridad si ellos mismos no dan ejemplo? Les tendríamos que recordar sus compromisos electorales de servicio al pueblo y especialmente a las clases más humildes.
¿Es que realmente necesitan ese sueldo? Hay muchos diputados y senadores que, desde luego, ninguna falta les hace para vivir, ya que son miembros de consejos de administración, dueños de empresas o directivos; otros gozan de excelente situación económica por sus ingresos y rentas; algunos son funcionarios que permanecen en sus cargos o puestos cobrando su sueldo mensual. Quizá los que más dificultades tengan sean los que, trabajando en una empresa y viven de su salario, vean disminuidos sus ingresos por las horas. necesariamente dedicadas a la función pública; incluso habrá quienes pidan la excedencia para dedicarse totalmente a las actividades políticas. De cualquier forma, éstos son una minoría, porque son una minoría los trabajadores que han entrado en las Cortes.
Las desprestigiadas Cortes anteriores tenían 40.000 pesetas mensuales y no parece lógico que la nueva y recién estrenada democracia acepte tan enorme incremento cuando a las capas populares se les está anunciando más y nuevos sacrificios.
No le basta al pueblo llano oír que los diputados y senadores van a entregar esas cantidades a sus partidos o las van a dedicar a obras sociales; preferimos saber que se sigue con los mismos sueldos y que los partidos ayudan a aquellos diputados o senadores que no puedan vivir con las 40.000 pesetas asignadas mensualmente.
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