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Pesimismo latinoamericano ante la política de los paises industriales

La tercera conferencia conjunta de los parlamentos latinoamericanos y europeos fue clausurada el miércoles en México, después de tres días de deliberaciones.La tónica de estas reuniones podría decirse que ha sido, en lo político, la búsqueda por parte de los ex parlamentarios chilenos, uruguayos y argentinos -cuyas Cámaras fueron disueltas por la fuerza de golpes militares- del apoyo de las potencias industriales europeas para que se condene formalmente a las dictaduras del cono sur hemisférico. En lo económico, los delegados latinoamericanos han dejado traslucir el desaliento que impera en esta región, al ver que todas las promesas de los países industrializados han quedado poco menos que en la nada, y que los fuertes intereses económicos condicionan a toda la política Europa-América latina.

En la sesión plenaria fue leído un documento presentado por parlamentarios latinoamericanos que constituye una amarga queja por los nimios resultados de la conferencia Norte-Sur, que terminó en París en mayo pasado. Subraya el documento cómo de 1952 a 1972 la renta per cápita de los países ricos ha pasado de 2.000 a 4.000 dólares, mientras que en los países pobres el alza se ha limitado, en el mismo tiempo, a trescientos dólares.

La comisión política emitió un informe final en el que se condena a los regímenes militares del cono sur, pero ello consta en un documento anexo que firman los ex Parlamentarios de Argentina, Uruguay, Bolivia y Chile. Mientras tanto, y en privado, el diputado nicaragüense Cornelio Huek criticaba el hecho de que en dicha condena no se hubiera incluido igualmente a regímenes que no respetan los parlamentos, como Cuba y Panamá.

La comisión política recomienda, por otra parte, que se niegue toda clase de apoyo a regímenes que violan sistemáticamente los derechos humanos y que entre estos derechos se incluyan el del trabajo y los de la mujer.

En el documento final de la comisión política se hace constar, por otra parte, la satisfacción de la conferencia por la evolución democrática que se ha producido en Portugal, Grecia y España.

Se ha insistido en la necesidad de un «nuevo orden económico internacional», que, en realidad, ha quedado mal definido

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En el terreno económico insisten los documentos conclusivos en el gran desorden reinante en el sistema económico y monetario internacional, que amenaza con una inflación permanente y pone en peligro la estabilidad económica mundial. Se pide que se mejoren los bajos precios de las materias primas y que se elabore un código internacional para transferencia de tecnología, así como que se estudie, caso por caso, el endeudamiento exterior de los países en desarrollo y se establezca un « plan de acción » para los países más póbres.

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