Presentación inadmisible
El plan económico de urgencia puesto a punto por el Gobierno Suárez es un programa de austeridad que, como todos los de esta naturaleza, resultará duro. España adopta ahora unas decisiones que fueron tomadas con anterioridad por el resto de los países occidentales, cuando estalló la crisis del petróleo y las materias primas.Este programa gubernamental, que debe ser debatido, en las Cortes, era inevitable. Pese a las incomodidades y restricciones que necesariamente comporta, parece en principio aceptable.
Pero la austeridad decretada necesitará -como ya han señalado las autoridades económicas- el respaldo de toda la población. Para lograr este consenso general se necesita previamente que todos los españoles sepan con claridad qué se les exige y qué se les ofrece. El Gobierno, que ha elaborado un plan coherente de saneamiento, no ha sabido por desgracia presentarlo: lo ha hecho tarde, en un lenguaje críptico y sin un portavoz responsable que haya aclarado ante la opinión pública las múltiples interrogantes planteadas. Es inadmisible que un Gobierno que ha prometido hasta la saciedad la claridad informativa, se haya escudado en el silencio de un fin de semana prolongado y en los jeroglíficos habituales del lenguaje económico, para presentar unas medidas de tan sustancial envergadura.