La Escuela Taurina tiene un futuro esperanzador
Pasito a paso, con ilusión -que es la única forma de sacar adeIante las ideas, sobre todo si son generosas-, la Escuela Real Taurina cubre pequeñas etapas. Lo que fue una especie de sueño -una entelequia, quizá una utopía, algo sin sentido, al decir de sus detractores-, hoy está en marcha. Sus principales garantías de éxito son la ilusión ya dicha, y el acierto de que haya -sido en la propia base -novilleros, subalternos- donde se ha hecho realidad.Fue primero Conata y Conadeto, donde se produjo la primera unión de toreros, en forma de cooperativa, al margen de otras uniones oficiales, no se sabe si verticales, horizontales u oblicuas. En el seno de estas cooperativas nació la escuela. Contaba con material humano. El mundillo taurino, tan simplista, estaba en que los tiempos modernos (¿a los de Charlot se referían?), con su televisor, su cochecito y sus «200 duros en el bolsillo», no podían prohijar toreros.
Todo ello consecuencia de la versión que tiene de la fiesta el mundillo taurino que es, ¡paradójicamente!, donde menos se conoce. Los árboles le impiden ver el bosque. La fiesta -sépanlo- es un espectáculo de tal naturaleza, que trasciende épocas y modas. No -es la fiesta -digámoslo una vez más- producto de los gustos de una sociedad concreta en un momento histórico determinado; es fruto de una evolución y es, en sí misma, evolución. Y si está en decadencia (diríamos coyuntural) es porque precisamente se paró en esa evolución e incluso echó marcha atrás.
Formar toreros
El taurinismo se pregunta de qué va a servir la escuela, y apuesta sobre cuán pocas figuras saldrán de ella. Con lo cual demuestra, una vez más, que sigue sin entender nada, porque el mejor fin de la escuela no es producir figuras, sino formar toreros, de manera que salgan de ella tan puestos en técnica y repertorio que con ellos recupere la fiesta el terreno perdido y siga adelante con la emoción y la variedad creadora -gran espectáculo, en definitiva- que la caracterizó en tiempos. Más el toro, por supuesto.
Las actuaciones de los alumnos de la Escuela, dos tardes en Las Ventas y una en Carabanchel, han causado gran sorpresa y despertado fundadas esperanzas de que el toreo puede ser mucho mejor en un futuro próximo. El público, además, ha empezado a responder, y el domingo último, en La Chata, ya se hizo una taquilla gananciosa. Repetirán, en el mismo coso, el domingo próximo. Luego irán a San Martín de Valdeiglesias, Cenicientos, Zaragoza, Valladolid, Barcelona, Sevilla. Son esos, al menos, los planes.
En las grandes ferias
Las grandes ferias taurinas. podrían ser marco ideal para la promoción de estos aspirantes y semillero de afición a su vez. No para ocupar una fecha de las habituales destinadas a corrida de lujo, por supuesto, pero sí en festejo matinal. La próxima feria de Bilbao -lo mismo diríamos de las futuras en Valladolid, Logroño, Albacete, Zaragoza, etcétera- podrían dar cabida a esta fórmula. Entendemos que sería un gran acierto, y con ella cristalizaría la ayuda de que está tan necesitada la escuela -esa es su gran limitacion - sin que se vea que los grandes empresarios hacen mucho por facilitarla.
Pero seamos justos: según nuestras noticias, la empresa de Madrid ha dado respuesta a las peticiones de apoyo y no sólo cedió la plaza de Las Ventas, sino que aportó una estimable cantidad de dinero. Chopera también ha entregado otra cantidad, para adquisición de vacas con las que puedan hacer prácticas los alumnos. Balañá -tenemos entendido- está a la expectativa, pero es lo más probable que organice en su plaza de Barcelona -y quizá en alguna otra- festejos con los alumnos de la Escuela. Aún podrían hacer más, pero es bueno que hayan empezado dando ejemplo. No se arrepentirán: si la Escuela logra cumplir sus objetivos, entre los más beneficiados estarán, precisamente, los empresarios.
Babelia
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