Entrevista de Giscard con Andreotti y Schmidt sobre CEE y "compromiso histórico"
«Aún correrá mucha agua bajo los puentes del Tíber antes de que se realice el compromiso histórico», aseguró ayer el presidente del Consejo Italiano, Giulio Andreotti, al salir del palacio del Elíseo, en donde almorzó con el presidente Valery Giscard d'Estaing. Por la noche, Giscard cenó también en un restaurante de los alrededores de Estrasburgo con el canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Schmidt. Según indicaron fuentes próximas al presidente galo, su conversación con Schmidt se centró en cuestiones nucleares.
La ampliación del Mercado Común, con la entrada de Grecia, España y Portugal, fue uno de los temas más ampliamente tratados por Andreotti y Giscard d'Estaing. Francia e Italia desearían concretar una postura común frente a los tres candidatos (España y Grecia en particular) que una vez en el seno de la CEE podrían perjudicar sus agriculturas.Con el presidente, como con el primer ministro francés, Raymond Barre, el jefe del Gobierno italiano estudió además los planes económicos que ambos países han adoptado para superar la crisis. En el orden político, la situación italiana, después del compromiso firmado por los seis partidos del llamado «arco constitucional », incluido el Partido Comunista, y la francesa, a la luz de las elecciones legislativas del próximo marzo, con la alianza comunista-socialista en buena posición frente a la coalición mayoritaria de la derecha, también fue objeto de un análisis durante esta «visita de trabajo» de Andreotti.
Evocando el «compromiso histórico" (alianza entre comunistas y democristianos), el premier romano insistió ante la prensa: «No hay que confundir el acuerdo firmado días pasados por seis partidos para afrontar los agudos problemas del país, con el "compromiso histórico". No nos adelantemos.»
Giscard d'Estaing también diaIogó con el canciller Schmidt, sobre el panorama político francés y el italiano, ambos dominados por la posibilidad de que los comunistas lleguen al poder.
La cena de anoche en Estrasburgo ha servido para ampliar las conversaciones de la última cumbre francoalemana en Bonn, del pasado mes de junio, a la luz de la visita del canciller a Washington durante los días 12, 13 y 14 de este mes.
En el curso de la citada cumbre, París-Bonn, los dos países decidieron suspender la venta de instalaciones nucleares con capacidad para reprocesar el combustible irradiado, aunque ambos convinieron también que cumplirían los contratos ya firmados con Brasil (por Alemania) y con Pakistán (por Francia).
En este aspecto, los americanos aprueban la actitud francoalemana, pero no el importante acuerdo que concluyeron el pasado 5 de julio (junto con Italia, Bélgica y Holanda), destinado a cooperar en el desarrollo de la construcción y venta de plantas sobrerregeneradoras. Schmidt informó a Giscard de sus conversaciones sobre esta cuestión con el presidente norteamericano, Jimmy Carter. El acuerdo París-Bonn, relativo a las sobrerregeneradoras se valoró como un «golpe malo» para la industria nuclear americana. Pero esta multinacional nuclear a nivel gubernamental, entre cinco países de la CEE, también tendría por objeto embarcar a la izquierda francesa y a la italiana, si llegasen al poder, en un mecanismo capitalista de interés fundamental para la economía de los dos países.
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