El "palco 55"de la plaza de Valencia, contra el monopolio
En el tendido cinco de la plaza e Barcelona hubo hace anos un grupo de buenos aficionados, radicalizados en favor de la fiesta y en contra de la organización Balañá Esta empresa, por el procedimiento de no renovarles los abonos, los disolvió.Hay peligro de que la empresa de Madrid quiera hacer otro tanto con los de la andanada ocho. Pero la diferencia es que así como la plaza de Barcelona es propiedad de Balañá, la de Madrid lo es de la diputación provincial. Y, además, estos son otros tiempos.
En fin, el mal no está en los tendidos y andanadas, y los aficionados que las ocupan, sino en los motivos de sus protestas. Ahí es donde si hubiera cordura en el mundillo empresarial taurino, se debería actuar ¿Que el público quiere toros? ¡Pues dénle toros! ¿Que quiere carteles variados y sin mediatizaciones de exclusivistas? ¡Pues procédase en consecuencia! Los ataques, más o menos solapados, a la afición concienciada y que no se calla, además de no tener más eficacia que la del parche, pueden volverse en su contra.
Sabemos que a los magníficos aficionados del palco 55 de la plaza de Valencia, les ofendió un representante de la empresa de aquel coso (que es la de Madrid), en rueda de prensa convocada para dar a conocer los carteles de la feria de San Jaime.
Estos mismos aficionados lo denuncian en un escrito que hemos recibido. Además: quieren que se lidien toros y que se cumpla el reglamento, lo cual dista mucho de producirse, con la mencionada empresa.
En el fondo y en la forma, lo mismo que piden en la andanada ocho y pedían en el tendido cinco. De las penas y círculos taurinos, que tuvieron su momento, y que fueron -y aún son- una especie de conservatorios de afición, caldo de cultivo en el que cotidianamente se renueva todo tipo de añoranzas (no siempre fundamentales -y alguna vez, no saludables- para la fiesta), se ha pasado a esta acción directa, en la plaza y durante la corrida. «A veces se pasan»; «a veces se equivocan» -son los argumentos, bien simplistas, ya se ve, que algunos utilizan en su contra.
Por otra parte, los propios toreros han pasado también a la acción y dan a conocer sus aspiraciones, con pintadas y pancartas. La plaza de Las Ventas a está llena de pintadas. En los últimos festejos, los novilleros han exhibido pancartas y distribuido pasquines. Proclaman su «¡no!» al monopolio empresarial, piden «democratización» de la fiesta. Aficionados y toreros modestos pretenden que toda la cuestión torera se dirima en los ruedos y no en los despachos; con igualdad de oportunidades. Y con el toro -añaden los aficionados- El toro, para todos, es algo que no han pedido los toreros. Y a lo mejor, debieron empezar por ahí.
Babelia
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