Nuevo éxito de España en la "Tribuna" de la Unesco
España ha quedado seleccionada, en quinto lugar, en la vigésimocuarta edición de la Tribuna Internacional de Compositores que organiza el Consejo Internacional de la Músical, en el cuadro de actividades culturales de la Unesco. El triunfo corresponde a la obra de Francisco Guerrero titulada Actus, la misma galardo nada con el Arpa de Oro en la competición de la Confederación Cajas de Ahorro.
Este triunfo es más de destacar cuando el año pasado nuestro país, con Autodafé, de Tomás Marco, se clasificó el año pasado en primer lugar. Según el propio Guerrero, en Actus -escrita en 1976- «ha querido estudiar en profundidad las posibilidades de articulación dinámicas y especiales de los instrumentos de arco así como sus relaciones con los de viento, todo ello referido al acto composicional considerado en sí mismo.» Sobre este último aspecto conviene cargar la mano ya que lo anterior pertenece al secreto sumario del músico. Como acto composicional, el de Guerrero demuestra una gran imaginación sonora, un dominio grande de las posibilidades sensoriales de la expresión musical y muy rico sentido constructivo que toma como puntos de partida los diversos acontecimientos del pensamiento musical. Porque también sería erróneo, con ser cierto en principio, detenerse sólo en lo sonoro, en lo acústico, cuando las ideas de Guerrero lo sobrepasan en una intencionalidad objetiva mente musical, espontánea, vital, muy puesta en línea de vanguardia sin recurrir a servilismo de fórmulas o procedimientos de uso universal. Creo, sinceramente, que ha sido esta tónica de originalidad, actualidad y personalidad factor determinante a la hora de celebrarse la votación entre los miembros de la Tribuna Internacional de Compositores que tenía ante sí otras partituras de gran valía pero un tanto inscritas en una onda regresiva desde el punto de vista del estilo. Con Actus ocuparon el quinto lugar ex aequo, Gilbert Amy con su importante Dun espece deploye; el húngaro Andras Milialy, con un cuarteto de cuerda, y el israelí León Schidlowsky, con Dadaya mas Ong.Obtuvo el mayor número de sufragios De Staat, original de holandés Louis Andriessen. Nacido en Utrech, en 1939, Andriessen estudió con su padre y con Luciano Berio, principalmente. Su obra incluye una formación de instrumentos de viento a la que se añaden guitarras, arpa, piano, violas y cuatro voces femeninas. De grandes y brillantes opulencias sonoras, tiene De Staat algo de strawinskyano, no sólo por las combinaciones instrumentales sino por un píincipio de insistencia sobre unos motivos dados. En lo tímbrico se sitúa ya en ámbitos más actuales y en cuanto a la forma a lo largo de los 35 minutos de duración nos propone un caso límite, como, desde otros supuestos, ha hecho a veces Tomás Marco.
El segundo puesto fue para Frederich Cerha y su Concierto para violín, violoncello y orquesta de cámara, partitura escrita por el músico austriaco (51 años) en conmemoración de Erik Satie en el cincuenta aniversario de su muerte. En la raíz del concierto está, efectivamente, Satie pero le acompañan Varese y Weberri para dar como resultado una página plena de coherencia, atractiva, elegiaca y violenta alternativamente, formal y libre -con largas y muy bellas secuencias cadenciales- El homenaje que podríamos denominar fúnebre se evidencia a través de citas de la marcha de Chopin. Con todo, el Concerto es obra de creación libre y personal que no puede clasificarse dentro del género del collage no obstante las alusiones o puntos de partida que contiene.
La Sinfonía n.º 3, Espansioni, colocó al suizo Keiterborri en tercer lugar, en tanto el cuarto lo ocupaban el finlandés Paavo Heininen por su Maiandros, realización electrónica sobre Lewis Carrol, nombre favorito de los músicos de hoy.
Radio Nacional presentó, junto a la obra de Guerrero, otra de José Manuel Berea, madrileño (1953), formado en el conservatorio con Halffter, Bernaola y Marco. Músique ininterrompue, en homenaje a Paul Eluard, para percusiones, evoca de manera autónoma otros mundos de expresión, en este caso el poético, y lo hace con gran sutilidad de ideas y procedimientos. Se trata, según el autor, «de una sugestión, mas imaginaria que científica, de una lectura de Eluard» a través de un proceso ininterrumpido de aparición, desaparición y reaparición de una serie de ideas musicales. «Dentro del amplio conjunto de partituras escuchadas -concretamente 62- la obra de Berea obtuvo un considerable número de votos, y la grabación y partituras fueron muy socilitadas por los representantes de los organismos radiofónicos-que forman la Tribuna. Hasta 32 países estuvieron presentes en las audiciones y debates presididos, como de costumbre, por Pierre Colombo, de la SSR, un auténtico parlamentario pleno de sentido práctico y dotes diplomáticas.
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