Los inquilinos de renta antigua acusan a los propietarios de buscar sólo la especulación
Un grupo de 61 inquilinos, habitantes de pisos de renta antigua, que se presentan como portavoces del sentir generalizado de este sector, muestran su opinión contraria alas conclusiones de la reciente asamblea de propietarios, que pedía la homologación de rentas con las de las viviendas en régimen de alquiler libre.
Los firmantes sostienen que los propietarios sólo hablan de los derechos que quieren conseguir, sin mencionar para nada sus obligaciones, buscando sólo la revalorización de los inmuebles.Los firmantes exponen que si las rentas son bajas, las casas en las que se aplican son todas antiguas, construidas hace más de cincuenta años, a unos costes muy inferiores a los actuales, y .que además ya están plenamente amortizadas, por lo que aplicarles rentas actuales sería realmente una sobrevaloración abusiva.
Se oponen, a que, al morir el titular del contrato, se pueda elevar la renta a la viuda o a sus hijos, y alegan que, tal como están actualmente las pensiones de viudez, que oscilan entre 4.500 y 7.000 pesetas, sería obligarles a marcharse del piso, sin recursos para conseguir vivienda en otro barrio de Madrid.
Alegan, además, que por lo general los propietarios no ofrecen la venta de los pisos a los mismos inquilinos, sino que lo que buscan es la demolición del inmueble para vender luego el solar, que es la operación que realmente puede dejar unos beneficios fabulosos. Y si los propietarios han puesto ejemplos de pisos amplios, en el centro de Madrid, en el que se pagan rentas de cien pesetas, también hay muchos casos de inmuebles con condiciones higiénicas hoy no vigentes, como puede ser la existencia de servicios comunes, situados en la escalera, por lo que es injusto pedir rentas libres.
Sostienen también que la exposición de los propietarios de que no es el Estado quien debe ayudar a estas familias de inquilinos no se corresponde con su actitud de aceptar los beneficios que el Estado sí les concedió a ellos, mediante la ley Salmón, por la que se les concedían créditos en buenas condiciones, además de dejarles libres de contribución por plazos de hasta treinta años.
Sostienen, por último, que no todos los propietarios son modestos e indigentes, tal y como se presentaban a sí mismos, y abundan en la idea de que el objetivo de éstos no es más que la especulación del suelo.
El escrito ha sido dirigido al rey Juan Carlos, al presidente de Gobierno y a los Ministerios de Justicia y Vivienda, las mismas personas y organismos a quienes la asamblea de propietarios envió su telegrama.
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