Mitterrand refuerza su control sobre el Partido Socialista
François Mitterrand, primer secretario del Partido Socialista Francés, ha confirmado y acrecentado su autoridad al final del Congreso Nacional del PS, clausurado ayer en Nantes. Los observadores destacaron su «tono gaullista, más acentuado cada día que se avecina la hora del poder». Esta victoria del líder de la oposición fue consecuencia, principalmente, del fracaso político de la minoría «izquierdista» del partido, el CERES (Centro de Estudios e Investigaciones Socialistas), que también aceptó desaparecer, en tanto que «tendencia organizada». Este Mitterrand, en plena forma, «casi autoritario», inspiró otra vez «preocupación» al Partido Comunista Francés, que sigue desconfiando de sus tentaciones «centristas», aunque el líder del PS, en un caudaloso discurso de más de dos horas, quiso «tranquilizarle» al respecto.A partir del momento en que la minoría del CERES aceptó someterse a la disciplina del partido y, en consecuencia, desaparecer en tanto que «tendencia» que funcionaba de manera autónoma, el señor Mitterrand ya no quiso saber más: «Un partido político -dijo- no puede aceptar a la vez dos políticas diferentes.» En consecuencia, «el problema de la síntesis no parece ni serio ni interesante», añadió Mitterrand. Ante su determinación, desaparecieron todas las querellas entre la mayoría y la minoría sobre un compromiso a partir de las políticas que preconizaban las dos fracciones del PS. El CERES no tuvo más solución que plegarse ante la mayoría y, con ello, como ha venido ocurriendo desde hace ya dos años, continuará al margen de la dirección del partido, total y absolutamente controlada por los «mitterranistas».
Líder indiscutible
La victoria del señor Mitterrand, en tanto que líder indiscutible del PS, ¿equivale a la desaparición de la minoría «izquierdista» del partido? Jean Pierre Cheuenement, líder del CERES, hizo saber a la mayoría en su intervención que «os harán falta cincuenta años para obligarnos a retroceder». Si, por un lado, al desaparecer como «organización» todo parecía resuelto, los observadores anotaban ayer que, «más que nunca, el final del Congreso de Nantes dio la impresión de que existían dos partidos en el mismo partido». Sin embargo, ante la perspectiva de la llegada al poder, el señor Mitterrand, al imponer su autoridad, «operó como si fuese primer ministro, y con ello, seguramente, ganó ante la opinión francesa».Las discusiones y los trabajos del Congreso de Nantes se realizaron en un clima de «victoria de la izquierda en las próximas legislativas», aunque no se olvidó que «una manera de perderlas consistiría en darlas por ganadas de antemano».
El líder del PS, quizá para desvanecer definitivamente los rumores sobre su misteriosa enfermedad, clausuró los trabajos con un discurso de más de dos horas que entusiasmo a sus partidarios, que ya lo aclamaron como futuro «premier» de un Gobierno de izquierdas.
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