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La sangre de un banderillero empapó la arena

Una tremenda sensación produjo la cornada que sufrió el banderillero Víctor Sánchez en el segundo de la tarde. La cogida no había sido espectacular. Pareció un achuchón y sólo eso. Correteaba el novillo por el ruedo, huido de los capotes en su mansedumbre, y llegó a la querencia de toriles, donde acometió al picador, para salir rebrincado en cuanto sintió el hierro. En su nueva escapada, Víctor Sánchez le ofreció el capote, abajo, para sujetarle, pero la fiera no aceptó el engaño y topó. Cornidelantero, el asta debió hendir, como puñalada seca, el cuerpo del torero. Cayó este y el novillo no le volvió a cornear, -sino que se fue al revuelo de los quites y huyó, de nuevo, hacia otro terreno. Sánchez se levantó sin mirarse siquiera e incluso recogió el capote. Pero entonces un compañero, visiblemente horrorizado, le señaló el bajo vientre, por donde salía sangre a borbotones. El herido se tapó el boquete con la mano y corrió a tablas. Por el callejón, y hacia la puerta de la enfermería, se precipitaron médicos, monosabios, cuadrillas, empleados, y la plaza toda fue un grito cuando pudieron apreciarse el terno del torero -salmón y negro- y la arena, empapados en sangre. Y ésta es, acaso, la conclusión única -desde luego si es la que en ver dad importa- de una novillada que resultó, de principio a fin, mansa y con peligro. Hubo dos reses sin trapío, precisamente la de la cogida y la que abrió plaza, pero las demás ,tenían seriedad y varias hondura también. Ninguna se cayó. Derribaron dos. Con tal género, los toreros no podían triunfar. Quizá nadie del escalafón entero está preparado para triunfar cuando se presentan tantas dificultades.

Plaza de Las Ventas

Segunda novilla da de feria. Cinco novillos del Conde de la Maza y un sobrero de San Patricio (sexto lugar). Los seis, mansos, broncos muy difíciles. Los dos primeros del conde, escasos de trapío; el resto, serios Derribaron cuarto y quinto. El sexto, devuelto al corral por cojo, y sustituido por el de San Patricio, de correcta presentación.Pedro Somolinos. Aviso y silencio. Silencio. Sánchez Puerto. Silencio Aplausos. Antonio Lozano. Silencio en ambos. Sufrió una cornada muy grave el banderillero de Sánchez Puerto, Víctor Sánchez. La herida es en región inguino-crural, con destrozos en oblicuo mayor, y contusiona y diseca la femoral Shock traumático. Presidió, en general con acierto, el señor Corominas, si bien la presencia de las reses le debió equivocar y dejó sin suficiente castigo en varas, a los dos primeros.

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Ahora caerán muchos en la cuenta de la injusticia que supuso el triunfalismo de la novillada anterior, la del viernes, en la que los éxitos venían apoyados no tanto en las calidades de los espadas -ciertas, por otro lado- como en las facilidades que dio el ganado y la generosidad de un presidente que puso los trofeos a precio de saldo. Injusticia no porque se premiara a aquellos toreros, sino porque veinticuatro horas más tarde otros toreros, con las mismas calidades y en determinados casos hasta superiores, podían verse -cual ocurrió- frente al túnel del fracaso principalmente a causa de la comparación que necesariamente habría de plantearse entre un festejo y otro.

Resultados cantan y no, mañana sino hoy, ya tenemos tres toreros que salen de una novillada de feria con oreja y cuanto significa este trofeo cuando se obtiene en la plaza de Las Ventas, y otros tres que ni siquiera han podido recoger desde el tercio, una ovación.

Y, sin embargo, estos tres, Somolinos, Sánchez Puerto y Antonio Lozano, aportaron un admirable empeño para superar las dificultades de sus enemigos. Los tres los porfiaron en distintos terrenos Y. por ambos pitones, por el albur de obtener algún pase más o menos: acabado. No será desdoro para Somolinos si hacemos constar que no pudo con el manso cabrito que le correspondió en primer lugar en el otro, no menos manso, ni menos cabrito, pero con cuajó, aguantó los gañafones de tu embestida incierta. Ni lo será para Lozano sí le señalamos como el, menos confiado, aunque fue de agradecer que abreviara, pues vista la catadura de lo que le correspondió era esa la mejor resolución.

En Sánchez Puerto se apreciaron detalles del buen muletero que indudablemente es. Le tenemos visto y juzgado como uno de los novilleros con más sólido, aprendizaje y de mayor enjundía en la ejecución de las suertes, pese a cuanto hablan de que el arrojo no le acompaña siempre. Pero ayer exprimió hasta la última posibilidad de sus broncos novillos, con tanto conocimiento como riesgo. evidente, lo cual desdice, de plano, cuantas especulaciones se han hecho acerca de su falta de decisión. Y eso que el dolor, el llanto contenido, tuvieron que acompañarle toda la tarde. El banderillero a quien, mientras tanto, los médicos operaban de gravísima cornada en la enfermería, es su hermano.

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