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"Los arquitectos debemos tener poder sobre la ciudad"

«Los arquitectos debemos de tener un poder reconocido de decisión sobre la ciudad. Este poder deberá estar en las asesorías de los movimientos ciudadanos y no junto al poder oficial. Desde ahí, nuestra misión consistiría en hacer un tratamiento de manzana por manzana de la ciudad». Así definió el papel de los arquitectos ante la conservación del patrimonio histórico-artístico de la ciudad el arquitecto Félix Bayón, en una mesa redonda organizada sobre este tema por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) y en la que también intervinieron los arquitectos Enrique Balbín, Amparo Berlinches; el catedrático Antonio Bonet y el periodista José María Ballester.Durante la mesa redonda se partió de la consideración de que el patrimonio histórico-artístico de Madrid está abandonado desde el aspecto político, artístico y financiero, ya que no existe una política cultural que se encargue de su conservación.

En cuanto a los medios que se sugirieron para paliar este abandono, el señor Balbín partió de que no había que luchar para la conservación de un monumento «esto es artificioso -añadió- y sería caer en la trampa de la destrucción de la ciudad que se sigue».

Todos los participantes en la mesa redonda coincidieron en que la política destructiva está motivada por causas económicas: «destruir un monumento para levantar otro en su lugar produce espectaculares beneficios especulativos para unos pocos, pero al conjunto de los ciudadanos les interesa recuperar y conservar las zonas históricas para utilizarlas y disfrutar de ellas».

José María Ballester criticó el inventario de monumentos histórico-artístico de Madrid, «es increíble -señaló- que falten en el inventario edificios tales como Las Descalzas, el Monasterio de la Encarnación, la Torre de San Pedro, el Ayuntamiento, la plaza Mayor, etcétera. Todo ello es producto de la incoherencia administrativa»

Finalmente, el señor Bonet habló de la necesidad de que la enseñanza artística incida más allá de hacer ver a los alumnos la calidad de una determinada obra y se considere a los profesores de arte como parte integrante de una futura comisión que se encargará de exigir el respeto de la ciudad.

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