Indices descalificadores

UN CRECIMIENTO de precios que alcanza niveles del 7,4% en el primer trimestre del año es para preocupar, lógicamente, a cualquiera. No contribuye a tranquilizar la actitud del Gobierno, que insiste en la confusa y retrasada publicación de tres índices distintos.La sociedad española, víctima, a fin de cuentas, del desorbitado crecimiento de los precios, merece una explicación clara, sincera y contundente de los responsables de tanta ocultaciódy tan reiterado confusionismo. Explicación que, obviamente, debe ir más allá de las rectificaciones al uso, que, como se ve, no rectifican nada y no pasan de ser un simple pataleo a destiempo.

El retraso que sufren diversas estadísticas básicas para un cabal conocimiento de la situación es completamente inexplicable. La situación de confusión creada con el tema del índice de precios parece insostenible. ¿Acaso se pretende descalificar la importancia del dato sobre la evolución de los precios con idea de buscar otra fórmula de indexar los salarios?

La impresión que esta situación produce es que algunos altos cargos de la Administración han decidido emprenderla con el índice de precios al consumo, que se les aparece como causante de la mitad de los males de la economía española, o, al menos, de los evidenciados en la etapa de su ejercicio del poder.

Lo realmente grave es que paso a paso nuestra cifra de inflación encabeza el «ranking» europeo y se hace hornogeneizable a la de algunos países latinoamericanos, sin que nadie sea capaz de dar respuestas al problema. Lo que queda claro también es la falta de capacidad de los actuales equipos, que deben experimentar un severo «reciclaje» para cualquier actuación en el futuro próximo. Los índices de precios son unos de los elementos descalificadores más claros de unos equipos que han demostrado una escasa competencia.