Los médicos de Puerta de Hierro

En EL PAIS del jueves, 28 de abril de 1977, se publica un escrito enviado por la Junta Facultativa de la Clínica Puerta de Hierro (CPH), que exige una serie de puntualizaciones, ya que son manipulados falazmente una serie de conceptos:- Se define a la CPH como «centro nacional...», y es de todos conocido que aunque sin tan pomposo nombre, todos los hospitales de Madrid son de ámbito nacional; se comprueba examinando el domicilio de los enfermos hospitalizados en La Paz y 1.º de Octubre, por ejemplo.

- Aceptando sin lugar a dudas que el nivel alcanzado en el plano asistencial en la CPH es de elevada calidad, quedan por definir esos fines «más amplios» para los que fue fundada y con los que ha cumplido, según el escrito mencionado, que ahora son aducidos para eludir la participación de la CPH en la distribución de las urgencias médico-quirúrgicas de la provincia de Madrid.

- La dedicación de los médicos de la CPH, que en el escrito mencionado se califica de «especial», en modo alguno supera el régimen de dedicación «general» de las instituciones de la Seguridad Social:

En la CPH se trabaja de nueve a dieciocho horas (de lunes a jueves), y de nueve a quince horas (los viernes) -la hora de comida está incluida en este período, incluso los viernes-: Suman un total de 42 horas semanales, incluidas las horas de comida.

En los demás hospitales de la Seguridad Social se trabaja de ocho a quince horas todos los días; el personal sometido a este horario puede disfrutar del comedor a partir de las quince horas: Suman un total de 42 horas semanales, excluidas las horas de comida.

Existen regímenes «especiales» en los centros «generales» aplicados a determinados servicios, pero cumpliendo siempre con el mínimo de 42 horas semanales.

El cumplimiento de esta dedicación no es ciertamente en muchos casos la norma; y al igual que muchos otros aspectos de nuestra sociedad, exige un control y saneamiento urgentes, que esperamos llegue con las libertades democráticas.

- Es obvio, sin hacer «críticas demagógicas», que el sistema de la «práctica médica integrada» (asistencia de enfermos no acogidos a la Seguridad Social) supone un privilegio «económico» para los médicos de la CPH, que con dedicación similar y trabajo más cómodo hasta ahora (libre de urgencias) ven aumentados considerablemente sus ingresos con respecto a los profesionales de otras instituciones.

Pienso que varios aspectos del escrito de la Junta Facultativa de la CPH exigen un debate y un análisis no en el marco «elitista» de una institución privilegiada, sino en el de un planteamiento sensato y coherente de la Sanidad.

Madrid