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Crítica:CONCIERTOS UNIVERSITARIOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La Orquesta de Cámara de Stuttgart

Dentro del programa promovido por el Departamento Interfacultativo de Música (Universidad Autónoma), la presencia de la Orquesta de Cámara de Stuttgart supone una aportación del máximo interés. A lo largo de tres conciertos, los principales auto res del barroco, en las rigurosas (incluso, a veces. demasiado) versiones de Münchinger y sus músicos, han levantado en el Real oleadas de entusiasmo. No es novedad que aquí, y fuera de aquí, la música barroca ocupa puesto de preferencia entre la juventud. Escuchar en directo lo que tantas veces, se siguió apasionadamente a través del disco y por un grupo tan protagonista dentro de la discografía especializada como la orquesta de Stuttgart sitúa al auditor joven frente a la gran experiencia: contrastar la distancia que va de la música grabada a la vivencia, tan diversa, de la música directa.Ante el hecho real de ese entusiasmo, la crítica se resiste a cualquier análisis que pueda tener algo de indiferencia, y no por seguir a los más, sino porque, en definitiva, se me antoja más importante tal realidad que el juicio aséptico sobre unas versiones siempre de extraordinaria calidad, pero que acaso no resisten la comparación con las que el mismo Münchinger ofrecía hace años. ¿Razones? Para mí puede haber una, consideradas las cosas con total objetividad.

Teatro Real

Orquesta de Cámara de Stuttgart. Director: K Münchinger. Obras de Bach, Haendel, Bocherini, etcétera.9, 10, 11 de mayo

Hace unos lustros, la tarea de su orquesta de bolsillo llenaba la vida del director alemán. Suponía una entrega constante. Después Münchinger se convirtió en director sin especialización para abordar cualquier repertorio sinfónico, con lo que la atención a la pequeña formación debió ser menor. Este tipo de orquesta -y su repertorio más idóneo- antes que ciertos y difícilmente explicables especialismos, exige un trabajo que, en mucho, se asemeja al estilo de cámara, como muy bien entendió Manuel de Falla en su presentación de la Bética sevillana. Lo que, entre otras cosas, se traduce en trabajo de muchas horas y no menor cotidianeidad.

Menor perfección

Quizá Münchinger, por la extensión de su actual dedicación, no dispone de ellas, a lo que puede deberse -únicamente- la reIativamente menor perfección de sus versiones de hoy. Mido bien las palabras: menor perfección, enfrentamiento paradójico de términos, pues parece que al ser menor dejaría de ser perfección. Pero, convencionalmente, quiero indicar que la perfección existe, que estamos ante un índice de calidad cuasi superlativo e incluso, desde el punto de vista instrumental, superlativo. Ahí están, para demostrarlo, las traducciones del sexto «concerto» de Haendel, tan luminosa, la de la primera suite de Bach o la en «si menor», en la que colaboró con toda responsabilidad el flautista Robert Dohn. Ahí está el hermoso sentido de la continuidad, principio de la música barroca, levemente interceptado por alguna falta de elevación -en el sentido que los gregorianistas dan al término- y alguna sobre de acentos. También la severidad de una línea para la que quisiéramos mayor dosis de flexibilidad , un poco de «casalsismo» o «schweitxerismo»Con todo, insisto, el ciclo barroco para los universitarios cuenta como iniciativa y realización espléndida, más aún cuando ha podido servir de contraste con el estilo V la manera de «I Virtuosi di Roma» que actuaron en tres conciertos durante el mes de febrero; cuando ha puesto en movimiento un poder extraordinario de convocatoria, evidenciado no sólo en la masiva asistencia, sino en el desatado entusiasmo colectivo.

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