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Concluye en Italia un resonante proceso por secuestro y asesinato

Ocho condenas a cadena perpetua y tres a treinta años constituyen las principales penas impuestas por el Tribunal de Novara (Piamonte) a algunos de los veintidós implicados en el secuestro y muerte de la joven Cristina Marzzotti, en 1975.Con este dictamen, el más duro de la historia judicial italiana desde el fin de la última guerra mundial, cancluyó ayer un proceso complejo y difícil. Los instigadores -probablemente la Mafia de Calabria- y los 1.050 millones de liras entregados a los delincuentes, no han aparecido aún. El cadáver de Cristina, de dieciocho años, secuestrada el 30 de junio de 1975, fue encontrado posteriormente en un basurero, completamente despedazado, tras la confesión del ítalo-suizo Libero Vallinari, detenido en Suiza cuando intentaba cambiar parte del dinero del rescate. Vallinari y sus defensores dijeron entonces que habían sido los «métodos» de la policía suiza los que habían provocado esa confesión.

En el curso de las 71 sesiones del proceso, iniciado el 23 de noviembre de 1975, se han registrado toda clase de vicisitudes, entre ellas, el intento de suicidio de Rosa Cristiano y Francesco Gasttini, dos de los acusados. En el juicio intervinieron 32 abogados, aparte de los fiscales y de los miembros del tribunal, y fueron llamados a declarar 245 testigos.

Ayer, antes de dictar sentencia, los jueces permanecieron reunidos desde las 10.30 de la mañana, hasta las seis de la tarde. Según se indicó en mediosjudiciales de Novara, en el seno del tribunal se expresaron disidencias sobre las graves condenas a imponer.

El proceso de Novara, ciudad industrial de poco más de 100.000 habitantes, ha tenido una particular resonancia emotiva en el país. La víctima, a la que sus raptores administraron sedantes, permaneció encerrada durante muchos días en un hoyo de dos metros de diámetro por 1,45 de altura. Su padre, Elias Marzzotti, un ingeniero que trabajó durante varios años en Argentina, murió víctima de un infarto un mes después de descubrirse el cadáver de su hija. Un tío de la víctima ha financiado la creación de una fundación nacional para luchar contra los secuestros.

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