_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Primero de mayo sin libertad sindical

En este país no tenemos libertad sindical ni en la teoría ni en la práctica, Conviene que esta afirmación quede hecha, de forma clara e inequívoca, porque hay quienes creen que la libertad sindical consiste en que cinco centrales sindicales (UGT, CCOO, USO, STV y SOC) hayan podido colgar sus rótulos en las fachadas de sus respectivas sedes.El primero de mayo de 1977 sigue sin haber libertad sindical en España por algo tan sencillo como es la subsistencia de la Organización Sindical, aunque ahora se llame Administración Institucional de Servicios Socioprofesionales (AISS). La legalización de las cinco centrales sindicales antes mencionadas no ha supuesto la desaparición de la legalidad del verticalismo. Pero la subsistencia del verticalismo no sólo supone la continuidad de una institución antidemocrática, sino, también, la continuidad de la cuota sindical obligatoria que, quiéranlo o no los trabajadores, se les descuenta cada fin de mes de su recibo de salarios.

A partir de ahora, quien se quiera afiliar a una de las centrales sindicales legalizadas tendrá que pagar dos cuotas, la obligatoria, que irá a parar a las arcas de la AISS, y la voluntaria, que aportará a su sindicato obrero. Muchos lectores me podrán decir que esta situación no es nueva, que esa duplicidad de cuotas ya existía para quienes estaban afiliados a la fuerza a la legal Organízación Sindical y voluntaria y clandestinamente a un sindicato obrero ílegal. De acuerdo. Pero antes, los afiliados a las centrales sindicales democráticas eran muchos menos que los que cabe esperar sean dentro de unos meses, cuando muchos trabajadores hayan perdido el miedo.

Lo curioso es que esta competencia desleal del Estado para con las centrales sindícales tiene lugar cuando el Gobierno acaba de ratificar los Convenios 87 y 98 de la OIT, el primero de los cuales condena todo tipo de injerencia estatal en la vida sindical de las centrales legalmente existentes.

A muchos observadores ha sorprendido la relativa facilidad con la que el Gobierno Suárez, por el decreto-ley, ha borrado del Boletín Oficial (de la realidad va a costar más tiempo) el aparato del Movimiento, hasta el punto de que no pocos españoles se preguntan cómo es posible que haya desaparecido el Movimiento y no lo haya hecho aún su hijo más amado, la Organización Sindical.

Entiendo que el principal obstáculo para liquidar la AISS es el patrimonio sindical. El Gobierno no ha buscado soluciones para determinar el futuro de ese patrimonio, ni tampoco sobre el destino de los 35.000 funcionarios sindicales. De ahí que el proceso de desmantelamiento de la Organización Sindical esté tan poco claro, y tan atrasado, como lo estaba en octubre de 1976, cuando se creó la AISS. La AISS desaparecerá algún día. Los funcionarios sindicales verán respetados sus derechos si entre todos logramos para este país unas Cortes y un Gobierno democráticos. Pero quede claro que la desaparición de la AISS no supone por sí misma la existencia de la libertad sindical, por la sencilla razón ole que la libertad sindical no lo es sólo de constitución de sindicatos, ni tampoco es sólo libertad de afiliación o no a esos sindicatos. La libertad sindical es también libertad de acción sindical, que es lo mismo que decir libertad de negociación colectiva y libertad de huelga, y, por supuesto, libertad de reunión y de manifestación.

Quede claro, por tanto, que si bien la AISS es el principal obstáculo para que en España haya libertad sindical, hay otros obstáculosque no ocupan edificios, sino páginas del Boletín Oficial del Estado. Como ejemplo baste uno, el real decreto-ley de 4 de marzo de este año sobre, Relaciones Laborales, negador de la huelga y facilitador de los despidos.

Hay aún más obstáculos a la libertad sindical. La prohibición de los actos previstos por C-COO, UGT y USO para el primero de mayo, y la prohibicióh del Congreso Constituyente de la Confederación de Sindicatos Unitarios, son dos ejemplos concretos de que el Gobierno Suárez no ha traído la libertad sindical de la que repetidamente habla a los españoles.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_