Acelerado desgaste del Partido Socialdemócrata alemán
La oposición democristiana insiste cada vez más en que «ha llegado el momento para cambiar el Gobierno». Strauss, jefe cristiano-sodial de Baviera, emplea un lenguaje wagneriano a este respecto: «Entramos en el momento en que debe manifestarse a todos el ocaso de los diosecillos rojos», entendidos por tales los políticos socialdemócratas. Al tiempo, ha estimulado al ejército para que pida la dimisión del ministro de Defensa, Leber, y no tolere que éste «polarice» a las fuerzas armadas mediante exclusiones de, ciertos generales de la escala activa.
El inquietante lenguaje del líder ultra coincide con una corriente cada vez más activa en aquellos sectores que tratan de evitar lo que anticipar las arengas del jefe cristiano-social. El Sindicato del Metal ha lanzado una denuncia contra los patronos), les ha acusado de «utilizar sin escrúpulos el recurso al paro masivo».
Esta crisis de estructura social en el primer país industrial de Europa repercute de un modo particular en el Partido Socialdemócrata, en el que cada vez son más claros los signos de nerviosismo. Los jóvenes socialistas de Baviera reclaman que su partido vuelva a ser un partido popular y abandone sus rasgos de «reformismo represivo».
Para evitar este giro, el ala centrista del mismo sector reclama al Gobierno que haga todo lo posible para superar la crisis de confianza provocada desde el poder. La directiva del partido se ha reunido ayer para analizar este fenómeno, en el que empiezan a proliferar las críticas de algunos dirigentes.
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