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Estados Unidos condicionará los programas nucleares de otros países

El presidente Carter presentó ayer ante el Congreso norteamericano su plan energético nacional, cuyos tres objetivos principales, según manifestó, son los siguientes: a corto plazo, reducir la dependencia del petróleo extranjero, a medio plazo, prepararse para la eventual disminución del petróleo mundial, y a largo plazo, el desarrollo de fuentes de energía que puedan mantener el crecimiento económico.

La estrategia para conseguir estas metas fue detallada por Carter del siguiente modo: un programa efectivo de conservación de energía que consiga reducir al 2% anual el crecimiento en el consumo; la reconversión de la industria que utiliza gas natural y petróleo, para que emplee carbón y otros combustibles más abundantes; y por último, un programa de investigación y desarrollo que proporcione recursos inagotables para Estados Unidos en el próximo siglo.El plan energético nacional elaborado por la Administración demócrata está basado en diez principios básicos, entre los que destacan la intención de continuar el crecimiento económico, proteger el medio ambiente, reducir la vulnerabilidad a potenciales embargos petrolíferos, el desarrollo de nuevas fuentes energéticas y la. reducción de la demanda mediante la conservación de la energía.

Si el plan obtiene los resultados previstos, aseguró el presidente, Norteamérica podrá ahorrar 4,6 millones de barriles de petróleo cada día, lo que reducirá las importaciones de crudos en un 40% para 1985. El programa estimulará la creación de aproximadamente 100.000 nuevos puestos de trabajo para ese mismo ano y el producto nacional bruto aumentará en un 0,7 % para el año próximo y en un 0,4% para 1985.

En el capítulo dedicado a la conservación energética, el programa prevé, entre otras medidas, el mantenimiento del límite de Velocidad en las carreteras a 55 millas (88 kilómetros) por hora; el Impulso a la construcción de nuevos tipos de automóviles de menor consumo; la Imposición progresiva de impuestos federales a la gasolina, en función del consumo total de la misma; la instalación de sistemas de aislamiento térmico en edificios públicos y viviendas privadas; y la extensión de los sistemas de calefacción solar.

Carter hizo durante su presentación del plan energético una llamada a una continua vigilancia para que la estructura y el comportamiento de las industrias de la energía sean vigorosamente competitivas, y se evite la creación de monopolios.

Tras sopesar una por una todas las fuentes energéticas actuales disponibles en Estados Unidos y prestar especial atención al futuro empleo del carbón, del que el país pone enormes recursos, en la industria, el programa energético nacional se ocupa de la energía atómica en los siguientes términos:

Estados Unidos realizará un esfuerzo concertado, junto con otros países, para encontrar soluciones al problema de la proliferación nuclear y retrasará indefinidamente su programa atómico en lo que respecta a los reactores que trabajan con plutonio.

Norteamérica, pedirá a otros países que examinen métodos alternativos para cubrir sus futuras necesidades de energía atómica. El presidente propondrá legislación al congreso «para garantizar la venta de uranio enriquecido a cualquier país que esté de acuerdo en los objetivos de no proliferación y que decida aceptar ciertas condiciones».

Por último, el programa se ocupa de las nuevas fuentes de energía, como la geotérmica y la solar, con especial atención a esta última, cuya aplicación industrial y privada será estimulada mediante la concesión de créditos y exenciones fiscales.

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