Carter anuncia severas medidas para ahorrar energía
A punto de rebasar la cota de los cien primeros días de su presidencia, Jimmy Carter debe enfrentarse esta semana con uno de los problemas más difíciles que tiene planteados su Administración: la necesidad de convencer al norteamericano medio para que cambie de forma drástica sus hábitos de vida y limite su consumo de energía.
Durante su segunda charla junto a la chimenea, televisada anoche a todo el país, Carter, hablando en un tono entre paternal y amistoso, intentó persuadir a sus compatriotas de que la crisis energética es algo real, y no un mero invento de los monopolistas del petróleo, y les advirtió que Norteamérica podría sufrir «consecuencias desastrosas» si no restringe en un grado importante su consumo de energía.
Recientes sondeos de opinión detectaron un gran escepticismo entre el ciudadano medio respecto a la veracidad de los pronósticos alarmistas sobre la futura carencia de energía a nivel global. Para romper esta desconfianza, el presidente recurrió a un nuevo informe, esta vez elaborado por la CIA, sobre los recursos petrolíferos mundiales, que fue descrito como preocupante por el propio Carter.
Además de su explicación televisual, que un ayudante de la Casa Blanca describió como «filosófica», el presidente Carter recurrirá a otros métodos más expeditivos para lograr que los norteamericanos gasten menos energía. Por ejemplo, el anuncio de que los impuestos federales sobre la gasolina subirán automáticamente cinco centavos (3.50 pesetas) por galón (3,8 litros) cada año, en caso de que el consumo rebase la cifra prevista como deseable por las autoridades.
En la actualidad, los norteamericanos pagan la gasolina a una media de once pesetas por litro. La subida con que les amenaza Carter supondría menos de una peseta por litro cada año, apenas nada comparado con los precios que tiene la gasolina en los países europeos, pero de gran impacto en un país que, como Estados Unidos, tiene basada su vida cotidiana, y una parte muy importante de su economía, en el automóvil.
Por otra parte, la mayoría de las familias de clase media aún no se han repuesto completamente de los desequilibrios creados en sus presupuestos por las altas facturas que tuvieron que pagar por la calefacción de sus hogares durante el invierno pasado, excepcionalmente crudo, y Carter les dejó entrever también nuevos incrementos en el precio del gas natural, el fuel-oil y otros combustibles empleados para la calefacción doméstica.
Las propuestas concretas de la Administración Carter sobre el problema energético serán presentadas al Congreso por el presidente mañana, miércoles. Este plan energético junto con el paquete de medidas anti-inflación hecho público a finales de la semana pasada, son las dos medidas de política interior más importantes realizadas hasta ahora por el nuevo gobierno.
Las grandes corporaciones petrolíferas esperan, no sin cierto recelo, el Plan Energético de Carter y publican estos días grandes anuncios en los periódicos para explicar su postura que, generalmente. consiste en aceptar un programa de conservación de energía, siempre que vaya unido a otros programas de desarrollo de las fuentes energéticas.
En el campo de los consumidores comienzan a detectarse ya las primeras reacciones. El abogado Ralph Nader dijo el domingo que el problema no está causado tanto por una crisis energética como por una «crisis de los monopolios energéticos», y criticó la influencia de las grandes compañías en las decisiones gubernamentales sobre la energía.
Muchos norteamericanos recuerdan la crisis provocada por el embargo del petróleo árabe en 1973. Grandes colas de automóviles se formaban entonces en las gasolineras, y unos días después el suministro era normal, pero los precios más altos.
La intervención de Carter fue un intento de vender a los norteamericanos la idea de que la crisis energética es real. Pero cuando el presidente pide a sus compatriotas que se aprieten el cinturón energético está poniendo en peligro, entre otras cosas, su índice de popularidad que no ha dejado de subir desde que, hace casi ya cien días, Carter iniciara su mandato caminando entre la multitud, desde el Capitolio a la Casa Blanca.
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