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El Rumanía-España se jugará en el campo del Steaua

Las noticias de que en Bucarest hacía frío no eran ciertas. Al menos, a la llegada de la expedición española ayer a la capital rumana, la temperatura rondaba los quince grados, y la gente de las terrazas de algunos bares parecía querer olvidar con el buen tiempo los restos, aún visibles, del reciente terremoto.

Casi enfrente del hotel Lido, donde se alojan los casi cuarenta periodistas (más de dos por jugador) que se han desplazado para el Rumanía-España de mañana, queda solamente el sitio de un edificio de diez plantas que se hundió el pasado y trágico 4 de marzo con trescientas personas dentro. El partido, que definitivamente se jugará en el campo del Steaua, a unos siete kilómetros de la capital, será todo un símbolo de que la vida sigue y la diversión del fútbol también.El cambio ya fijo del escenario del encuentro se ha debido, como se esperaba, a que se evitará así la frialdad del estadio nacional Veintitrés de Agosto, en donde el público se encontraría separado del césped por la pista de atletismo. Kovacs, el seleccionador rumano, viejo conocedor de los ambientes europeos en sus tiempos de preparador en Holanda, con el Ajax, y en Francia, con su selección, ha preferido el campo del Steaua, que sólo tiene capacidad para 30.000 personas, pero donde éstas pueden animar desde mucho más cerca. Naturalmente, no se habla de vallas, porque hasta ahí se podía llegar. El Steaua es el equipo del ejército rumano y sus instalaciones se encuentran en un barrio nuevo a unos siete kilómetros de la capital.

Por otro lado, la base actual de la selección rumana con la «renovación Kovacs», es el Steaua. Los Dumitru, Sarnes, Vigu o Zamfir, juegan en sus filas, y han desplazado a la vieja guardia del Dinamo encabezada por el todavía legendario Dinu. El equipo de la policía marcha a pesar de todo, en cabeza de la recién reanudada liga nacional y aporta a los defensas Cheran (lateral derecho) y al libre Satmareanu (marcador en su club), amén del intocable delantero centro Georgescu, una institución ya en el fútbol rumano.

La novedad ciertamente importante será la ausencia, ya segura, del guardameta lordache, lesionado, que será suplido por Cristian.

Por lo demás, el equipo parece decidido tras el último entrenamiento, anteayer contra, el Voisna, un equipo de segunda división, al que, los seleccionados ganaron por un contundente 10- 1. La defensa estará integrada por Cheran, Sames (el central), Satmarcanu y Vigu; el centro del campo, por Dumitru, lordanescu y Balaci, y la delantera, por Crisan, autor del gol en el último partido con España, y recalificado tras una sanción, Georgescu y Zamfir. Como suplentes estarán Windt, portero; los defensas Grigore y Anghelini, el centrocampista Boloni y el extremo Troi.

Último entrenamiento español

-Hoy, a las 10.30 de la mañana, efectuará la selección española su último entrenamiento en el escenario del partido. Al parecer, según, han justificado los federativos. locales, el estado del césped, mucho mejor que el del Veintitrés de Agosto, ha sido la causa de su elección. Desde luego ésa no es la razón principal, pero habrá que comprobarlo.

No existen novedades en el equipo español tras el pesado viaje por la escala en Roma de una hora para repostar. Capón parece recuperado totalmente. Kubala y Kovacs se prestarán hoy a mediodía a una rueda de prensa, y de ella saldrán perfilados los últimos detalles de este partido, que se presenta como una incógnita casi total. España parece que viene a probar nuevamente un esquema, con otro centro de. campo y otra delantera, incorporado Rubén Cano, mientras que Kovacs tratará de demostrar que su renovación, aun en contra de muchos técnicos nacionales por sus métodos, da resultados.

Los rumanos están concentrados en Snagov, ciudad residencial Situada a unos cuarenta kilómetros de Bucarest, y los jugadores españoles, diecisiete, en el hotel Athenee Palace, parte del cual se encuentra aún cerrado porque se hundió durante el terremoto. En él también se alojan los federativos que han venido, en número de seis, encabezados por Pablo Porta. Los periodistas, que casi llegan a los cuarenta, con mayoría de Madrid, seguida de Barcelona y. una mínima representación vasca, están en otro hotel cercano, ambos en pleno centro de la capital.

Evidentemente, el partido ha despertado expectación, aunque todavía quede mucho camino por recorrer hasta conseguir el pasaporte para el mundial. La otra incógnita, al margen ya del resultado, es si el nivel de juego, lo menos que se debe pedir, responderá a lo esperado. Yugoslavia, por lo pronto, que está aún en la lucha, demuestra su interés por el partido y buena prueba de ello es que ya había tres periodistas en el aeropuerto de Otopeni para esperar la llegada española. Tendrán una buena oportunidad para comprobar la forma de sus próximos rivales.

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