Misteriosas muertes de ancianos en Gran Bretaña
Un virus misterioso ha causado ya dieciséis muertos en el asilo de ancianos de Earsdon Grange, Tyneside, cerca de Escocia. La última víctima fue un aciano de 91 años. Desde el 11 de marzo han muerto en el lugar nueve mujeres y siete hombres, con síntomas de padecer idéntica enfermedad. Las autoridades sanitarias creen que cualquiera que sea el virus, parece que sus efectos comienzan a desvanecerse porque tras la muerte del último anciano, la condición de otro, con el mismo cuadro sintomatológico, mejoraba.
La enfermedad ha afectado también al personal de servicio en el asilo. Los síntomas que presentan son malestar general, mareos, dolores de cabeza, vértigo y dolores en las piernas. En este momento son siete miembros del servicio del asilo y otros cuatro ancianos los que se hallan en esa situación. Hasta el martes dicen las autoridades sanitarias que no habrá una información completa sobre este misterioso virus.
Un caso parecido ocurrió en febrero en otro asilo de ancianos, donde murieron doce personas. El asilo está cerca del anterior, aunque según el jefe de los servicies médicos del área, no cree que haya conexiones entre ambos virus.
La muerte de ancianos a causa de virus misteriosos no termina ahí. Otros diecisiete ancianos han muerto recientemente en dos asilos diferentes, uno en Escocia y otro en Inglaterra.
En ambos casos parece que el virus que les causó la muerte fue el de la gripe. En el asilo de West Lothian, Escocia, diez ancianos murieron en cinco días. A principios de marzo, siete ancianos murieron en el asilo de Salford.
Según la interpretación de Sidney Wilkinson, director de los servicios sociales de Tyneside, la causa general de las muertes podría haber sido el simple virus de la gripe, que puede ser benigno en naturalezas fuertes y jóvenes, pero que puede resultar mortal cuando ataca a ancianos. El doctor David Mantle, especialista en medicina comunitaria, da otra interpretación: los dolores que han sufrido los ancianos que han muerto pueden tener un origen enteropático. En los jóvenes, esos dolores pueden ser atribuidos a ligeros malestares del estómago, pero las consecuencias de tales dolores en naturalezas frágiles pueden ser muy peligrosas.
Mientras se desarrolla la investigación sobre la causa de esta cadena dramática de muertes, se especula sobre epidemiología en la prensa británica. El director de las informaciones científicas del Times, recordaba ayer un acontecimiento similar que se produjo en una reunión de veteranos en Filadelfia, Estados Unidos, hace tan sólo un año.
En aquella ocasión los científicos tardaron nueve meses en aislar el nuevo virus que se creyó que había causado las muertes.
Las razones por las que surge un nuevo agente virulento, dice el especialista del Times, son desconocidas, aunque en este caso los médicos de Tyneside son optimistas acerca de sus perspectivas, Ayer, un médico virólogo escocés, aseguró que los mismos Virus gripales que se habían detectado en la costa Este de su región, eran los que se habían concentrado en los otros asilos de ancianos.
Aunque no se ha relacionado con estos casos, el periodista del Times señaló ayer que cuando se produce una enfermedad tan misteriosa como esta, hay que examinar una serie de implicaciones que provienen del uso deliberado de sustancias que contienen organismos infecciosos, Los epidemiólogos deben tener en cuenta las revelaciones hechas por el doctor Alexander Langmuir, que ahora trabaja en el Instituto de Higiene y Medicina Tropical de Londres, y que antes fue jefe de los servicios sanitarios de Georgia, Estados Unidos. El doctor Langmuir es uno de los más importantes epidemiólogos del mundo y ha sido él quién ha descubierto nueva información acerca del papel que ha jugado el ejército americano en experimentos de guerra biológica. Entre las sustancias que el ejército americano ha derramado sobre áreas especialmente pobladas figura la serratia marcescens. El hecho se produjo hace algunos años y fue descubierto por doctores de California que analizaron una bacteria hallada en habitantes de San Francisco, cuatro días después de que la sustancia fuera lanzada por los aviones militares.
En unas declaraciones hechas en Londres, el doctor Langmuir, insiste en la necesidad de levantar toda clase de secretos oficiales sobre actividades que impliquen un riesgo para la salud pública. «Estoy profundamente preocupado acerca de la posibilidad de que un individuo o un Estado cometan la locura de contratar a un microbiólogo ligeramente demente para que fabrique agentes mortales y los derramen sobre áreas pobladas».
La guerra biológica es todavía una amenaza, ha añadido Langmuir, aunque Gran Bretaña y Estados Unidos, junto con otros países, hayan declarado desde 1969 sus intenciones de abandonar la posibilidad de su uso. «Pero si otra nación y otro grupo usa la guerra biológica contra Estados Unidos, por ejemplo, seguro que habría una confrontación atómica.»
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