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Washington y La Habana negocian formalmente en Nueva York

Después de dieciséis años de hostilidades entre los dos países, representantes de Cuba y Estados Unidos se sentaron ayer en torno a una mesa negociadora, en Nueva York, para discutir problemas pesqueros y límites marítimos, en una acción que se considera como el primer paso hacia una progresiva normalización de relaciones diplomáticas.

El lugar de la reunión se mantuvo en secreto, pero pudo saberse que cada delegación está compuesta por ocho personas, que la norteamericana está encabezada por Terence Todman, asistente del secretario de Estado, para asuntos latinoamericanos, y la cubana por Pelegrín Torres, viceministro de Asuntos Exteriores.La decisión, tomada casi simultáneamente por los dos países, de ampliar la zona económica de sus aguas hasta las doscientas millas obligó a celebrar estas conversaciones, ya que la distancia que separa a la isla de las costas de Florida es, en algunos puntos, de sólo noventa millas. Presumiblemente y como es costumbre en este tipo de contenciosos, los negociadores acordarán dividir por la mitad las aguas en conflicto.

La segunda etapa sería la renovación del acuerdo sobre piratería aérea de 1973, que caduca a mediados de abril, y que fue denunciado hace cinco meses por Fidel Castro, con ocasión, del sabotaje contra un avión de línea regular cubano en Barbados, que costó la vida a 72 personas. Castro acusó a la CIA de estar detrás de esta campaña terrorista.

Aunque posiblemente se han celebrado anteriores encuentros secretos entre cubanos y norteamericanos, la reunión de ayer en Nueva York es la primera que tiene carácter formal y el primer signo de reconocimiento mutuo entre dos regímenes que se han ignorado y atacado desde 1961.

Posteriormente, los intentos de la CIA de asesinar a Castro, así como el apoyo de éste a las guerrillas latinoamericanas y más tarde al MPLA angoleño, mantuvieron un clima hostil entre los dos países vecinos, que se conservó durante la «era Kissinger».

Apenas llegada al poder la nueva Administración norteamericana, comenzaron a detectarse por ambas partes deseos de iniciar un cauteloso camino hacia la normalización. Cyrus Vance dijo que no existía ningún tipo de condiciones previas para emprender conversaciones con el régimen de La Habana, aunque el presidente Carter se refirió a la retirada cubana de Angola y el respeto a los derechos humanos en la isla como condiciones para una plena normalización diplomática.

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