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Un puritano derechista e intransigente

Morarji Desai ha conseguido el poder en la India después de haberlo intentado fallidamente en cinco ocasiones, en su larga vida política iniciada hace medio siglo. Indira Gandhi, a quien había considerado arrogantemente como «una escolar» le cerró el camino en dos ocasiones, en 1966 y 1967. Desde entonces ha llevado a cabo una obstinada lucha contra ella, logrando derrotarla al final de una manera estrepitosa.A sus 81 años, está orgulloso de su salud y su apariencia atlética. «Lo que cuenta es el espíritu, dice, y según el calendario inglés sólo tengo diecinueve años, ya que nací el 29 de febrero de 1896, que era un año bisiesto.» Es un puritano de costumbres austeras que no fuma, ni bebe y practica la abstinencia sexual desde 1925. Cuando en 1952 era jefe del Gobierno de Bombay, quiso vestir a cuantas estatuas estaban desnudas. Esta intransigencia, rayana en el fanatismo, la aplicó también contra la corrupción. Precisamente, la campaña final. contra Indira Gandhi, que inició en 1974, tuvo como principal bandera la lucha contra esta plaga.

El nuevo primer ministro hindú se considera a sí mismo como derechista y anticomunista en el espectro político de la India.En este sentido conviene recordar que una de las causas de su ruptura con la señora Gandhi, además del combate personal por la conquista del poder, fue la decisión del Gobierno de nacionalizar los bancos en los años sesenta. Así en 1969 encabezó la rebelión de los sectores más conservadores del Partido del Congreso, hostiles a las orientaciones socializantes del régimen de Indira Gandhi, que, al no conseguir imponer sus tesis al resto del partido, formaron un nuevo grupo que rebautizaron como Congress Old, es decir, añadieron el calificativo, como para reivindicar la auténtica herencia del Mahatma Gandhi.

Si su oposición a la acumulación de poder de su rival, la señora Gandhi, le ha costado diecinueve meses de detención, su tenaz nacionalismo le supuso la cárcel en tres ocasiones durante la dominación inglesa, desde que en 1930 se unió a la campaña de desobediencia civil lanzada por Gandhi.

Ahora, su actitud rígida en el enfoque de problemas como el. alcohol y la cuestión lingüística, así como su simplicidad en el enfoque de los análisis políticos, le pueden crear dificultades al frente del Gobierno. Su intransigencia y su derechismo pueden constituir un handicap a la hora de conducir una coalición de fuerzas que le obligará a la búsqueda de compromisos para salvar una unión cuyo único aglutinador era el desplazamiento de la señora Gandhi.

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