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Reforzada la posición de Callaghan

Juan Cruz

Cualquiera que hubiera sido el resultado de la votación de confianza realizada anoche en los Comunes, la imagen de James Callaghan primer ministro del Gobierno de su majestad, hubiera salido reforzada porque ante al público británico el líder laborista se ha mostrado como la figura moderada y atenta que saludó el Times, hace un año cuando sucedió a Harold Wilson como «el hombre en el que la nación confía ».La crisis que ha amenazado a la Administración laborista y que ha puesto en peligro el propio liderazgo de Callaghan, que ya es demasiado viejo (tiene 65 años) para dirigir a su partido en la oposición, ha consolidado al veterano político de cara a los sindicatos y a la ziquierda de su propio partido, que ha mostrado en los días previos a la votación una lealtad sin precedentes hacia quien consideran un socialdemócrata que olvida con demasiada frecuencia los compromisos políticos del laborismo británico.La imagen que a lo largo de su año de líder ha mantenido James Callaghan ante el resto del país es la que el jefe laborista quiso confirmar veinticuatro horas antes de la votación en una larga entrevista televisada en la que aceptó el hecho de que el suyo ha sido un Gobierno minoritario que para sobrevivir con más garantías en el pasado hubiera tenido que admitir el consejo de otros grupos minoritarios, con los cuales no es posible una coalición pero sí alguna clase de «acomodo», como le gusta llamar al pacto que le ofrecían los liberales de David Steel.

Callaghan también apareció en esa entrevista como un hombre dispuesto a hacer de la suya una administración más abierta que la de sus predecesores y él mismo había indicado su propósito de seguir el ejemplo de Jimmy Carter, su gran amigo americano, de dirigirse a los ciudadanos británicos haciendo uso de los medios de comunicación que tiene a su alcance.

La prueba más difícil que ha tenido que pasar el primer ministro británico, aparte de la moción de censura que le pusieron en su camino los conservadores, ha sido la de hacer olvidar a Harold Wilson, su antecesor. Antes de que la oposición pusiera en aquel aprieto a Callaghan, algunos periodistas ingleses hicieron balance dé la actuación del líder laborista y todos llegaron a la conclusión de que la sombra de Harold Wilson, que se fue en marzo de 1976 como «el insustituible», ha sido totalmente borrada por este hombre «más lento pero más claro en su actuación pública ».

Aunque representante de un sector moderado del laborismo, Callaghan ha sido capaz de introducir un número de medidas totalmente impopulares para el ala izquierda de su propio Gabinete y aún así mantener al Gobierno unido por ese lado. Curiosamente, sus enfrentamientos más notorios han estado en su zona política, donde el ex ministro Reg Prentice dimitió porque Callaghan seguía una política demasiado cercana al socialismo.

Ahora, Margaret Thatcher, la líder conservadora que no ha dejado tranquilo a Callaghan durante este año de mandato, ha intentado confirmar lo que la madre del primer ministro le dijo cuando los Callaghan vivían en Gales en la más notoria pobreza: «Jim, tu tienes que buscarte un empleo seguro para toda tu vida. »

La moción de censura de Margaret Thatcherse ha presentado en un momento crucial para James Callaghan, que desde que tomó posesión del liderazgo del país ha querido ser el primer ministro del petróleo del mar del Norte, y el hombre que confirme la difícil devoción europea de los británicos, convocando las elecciones directas para el Parlamento de la CEE. Además, Callaghan no hubiera querido que una posible derrota en unas inmediatas elecciones generales lo despojaran de su carácter de presidente de la cumbre económica internacional, que se celebrará en Londres el próximo mes de mayo, y que Callaghan preparó con Carter hace sólo dos semanas en Washington.

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